DÍA 41
15 de enero de 2024
3:00 h.
Tras el paréntesis navideño empezamos nueva etapa que, cabe la posibilidad de que sea la última. No tenemos ninguna prisa, es más, sentiremos nostalgia cuando esto acabe. Las mañanas con Juan son una delicia, aunque no hiciéramos guitarros. Pero los hacemos. Hoy era el momento de los clavijeros, pero cuando nos ponemos, Juan cae en la cuenta de que no tiene la llave del taladro, ni brocas adecuadas. Yo llevo algunas en el coche, pero la ley de Murphy es implacable, y la tostada cayó del lado de la mermelada. Me acerqué a una ferretería cercana y no tenían brocas de madera, así es que compré un par de las de hierro (que también sirven, aunque no llevan punta-guía). En primer lugar observamos que las clavijas chinas no son iguales. Las compré en dos tandas, pero por suerte hay más de 8 de cada clase. En un listón de grueso similar a la pala calculamos que el diámetro de la broca, al tercer intento, va a ser 7 mm., y con el escariador se puede ajustar después. Aunque hay una ligera diferencia de grueso entre los dos grupos de clavijas, el escariador lo soluciona sin problemas. Posponemos los taladros para el próximo día y nos ponemos con los puentes. Hay que calcular la altura de los taladros. Este cálculo es crítico, al ser puentes de tiro directo, ya que, al no tener cejuela, no se puede ajustar después. Parece, y Juan lo corrobora, que la distancia entre los trastes y las cuerdas estará sobre los 3 milímetros. Juan saca una cuerda usada de naylon, creo que una prima, la aseguramos al puente de prueba que hice, para ver la distancia entre taladros, que también es muy importante (todas las medidas son importantes en este arte).
Y, al tensarla un poco, sale tímidamente el primer sonido
Hacemos lo mismo con el guitarro de Vicente Éste, al tener el diapasón más alto, necesita 3 milímetros más de distancia entre el taladro y la tapa. Mientras que en el mío hemos calculado (ha calculado Juan) 7 mm., aquí nos vamos a 10, lo que es bastante razonable. Por un momento hemos pensado que íbamos a necesitar un puente demasiado alto.
También hay que calcular las distancias entre las cuerdas. Después de varias pruebas calculamos que la separación entre las cuerdas de los tres órdenes dobles será de 3 mm. y entre órdenes le daremos 11 mm. Sumando nos da una distancia total entre la prima y la 5ª de 54 mm. Encaja perfectamente en las pruebas de puente que hice. El de Vicente, incluso, tiene más holgura, lo que nos permitirá acortarlo un poco o estilizarlo. Ya veremos. Y, mientras nos afanábamos en dibujar, y marcar con una pequeña barrena, las marcas para taladrar, Juan nos sorprende por enésima vez con otra de sus geniales máquinas. La tiene preparada para sus guitarras, como es lógico, con las seis ranuras que se deslizan sobre una guía (un trozo de sierra de metal incrustado a escuadra en un recorte de aglomerado). Ha inclinado ligeramente la dremel para que el taladro gane 1 mm entre la entrada y la salida. Así podremos jugar luego a la hora de instalarlo en el guitarro y elegir 10 o 9 mm de altura sobre la tapa. Otra genialidad de nuestro luthier. También hay que contar con el abombamiento de las tapas, la de Vicente algo inferior a la del mío (se ve en las fotos). La de arriba es la del mío. Como hay que tener una precisión total, nos iluminamos con una linterna
Como la tabla de palosanto en la que vamos a tallar los puentes es más ancha, el taladro no la atraviesa, por lo que no sabemos si quedan bien alineados los agujeros. Juan corta la tabla para comprobarlo, y quedan perfectos. No queda tiempo para el otro puente, y saco el tema del acabado. Para tapar los poros de la madera, Juan usa un fondo nitrocelulósico (en la foto), pero dice que no le entusiasma, que necesita muchas manos. Le digo que buscaré otro de otra marca. Curiosamente, el martes paso por la casa del pintor y tienen en mismo, y en otro almacén cercano no les queda el de su marca. Seguiré buscando tapaporos. Y para el acabado, Juan nos insiste en usar el último que él ha usado. Dice que queda medio bote y que no lo va a usar. Nos enseña el resultado en uno de sus laúdes y dice que se asemeja bastante a la gomalaca, pero que es más sencillo y rápido de aplicar y mucho más resistente. Se aplica con muñequilla. Me parece demasiado brillante, pero el acabado es fantástico.
Y no se me olvida el bizcocho de hoy, ligado a la más rabiosa actualidad monárquica europea. (pinchad en la imagen para ir a la receta) Y la impresionante garlopa que ha conseguido Vicente, buscando insistentemente por tierra, mar y aire, para obsequiar a Juan. .............................................................. PD. La última de Juan: A las tres menos diez me llama y me dice que, como me he traído mi puente a casa y había oído que intentaría hacer los agujeros con mi taladro, que no los haga, porque él no va a usar su "máquina" esta semana y es mejor hacerlos allí, que vamos sobre seguro. Le agradezco muchísimo el detalle y acaba con un "ya puedes seguir comiendo". Grande Juan.
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