Por supuesto, ni se me ha ocurrido hacer los taladros de mi puente esta semana.

He traido un tapaporos de nitrocelulosa para que lo pruebe Juan. Es de Piresa. A ver qué nos dice.

Hoy sí me he acordado de traer la silicona esa que dicen que es el bálsamo de fierabrás de las siliconas. Vicente, por fin, pega su espejo y se dispone a hacer lo propio con el marquico, esta vez con cola blanca que le ofrece Juan, que tiene la virtud de quedar transparente cuando seca.

Y yo, mientras, me pongo con los taladros de mi puente.

Marco y hago una pequeña incisión en los ocho puntos. Después de hacerlo ya el lunes anterior, Juan se dió cuenta de que había elegido al tuntún el lado más claro del listón de palosanto, que además coincidía con unas vetas oblicuas que podrían desviar la broca, mientras que el otro extremo del listón, además de parecerse más al color de los aros y el fondo, tiene las vetas perpendiculares.

Juan propone ir haciendo los taladros en dos o tres pasadas, sacando un poco la broca del mandril en cada una, hasta completar.

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Como me dijo, su máquina sigue donde la dejamos, con una ligera inclinación del taladro para desviarse un milímetro y luego poder jugar con las dos medidas.

Iluminando con el móvil, voy haciendo los taladros.

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Para comprobar si la broca taladra en su sitio y totalmente, corto el sobrante, lo lijo, y veo, aliviado, que los taladros están alineados y casi perfectos.

Al siguiente paso le tengo miedo (iba a poner respeto, pero no: es miedo). Si fastidias un puente, haces otro; si fastidias un guitarro, a estas alturas...

Estudiamos cómo hacer los taladros. He traído una broca para madera de 7 mm. y, montado el taladro en su columna, hay que ver cómo sostener el clavijero perpendicular a la broca.

Decidimos usar un tarugo de madera que está bien escuadrado.

Hay dos peligros aquí: astillar y desviarse. Cuando las clavijas estén puestas, cualqiera que se desvíe se notará un montón.

Los primeros taladros que hacemos en mi guitarro se nos desvían un milímetro hacia el exterior. No se nota casi nada.

Además, le hemos puesto un listón por debajo, como mártir, y hemos evitado que astille.

Completamos el trabajo, y en el último taladro se movió el mártir y se astilló. No parece que sea muy complicado arreglarlo con un poco de cola y masilla.

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Ponemos las clavijas y el efecto es chulísimo.

Con la experiencia de mi guitarro, nos ponemos con el de Vicente.

Cambiamos de posición: él sostendrá el guitarro en posición y yo usaré el taladro.

Con buen criterio, Vicente sujeta firmemente el mártir para evitar que se mueva, y queda perfecto.

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A falta de ajustar los taladros con el escariador, las clavijas en su sitio parece que le han dado un gran avance a los guitarricos.

Para terminar, hablamos del siguiente paso: Hay que enmasillar las imperfecciones y lijar fino todo, antes de dar el fondo nitro o tapaporos. Juan saca una masilla al agua para el cedro que dice que es muy buena. Yo aprovecho para enmasillar mi astilla del clavijero, a ver cómo queda.

Mientras habrá que ir también terminando los puentes.