Si creíamos que lo habíamos visto todo en casa de Juan, creíamos mal:

Detrás de la puerta nos encontramos este increíble despliegue. Un alambique en pleno funcionamiento

Por supuesto hubo lección magistral del tema: estaba destilando alcohol para, entre otras cosas, diluir la gomalaca de sus exclusivas guitarras.

Nos sorprendió, entre otras muchas cosas, el empleo de harina para impermeabilizar las juntas entre tubos.

¿Qué se puede decir? Juan.

Ya le vamos viendo la salida a este tunel de 40 sesiones, de momento. Todavía queda, pero se ve la luz.

Hoy toca trabajar con las palas. Para lijar los laterales hasta su medida (no hay que rebajar mucho) Juan nos propone la lijadora de banda, y, para garantizar el lijado a escuadra, añadimos unos tarugos que andaban por allí.

Tardamos más en preparar la herramienta que en usarla, lo que es bastante normal en esta actividad, pero el resultado es fantástico.

Vicente usa también los listoncicos de cedro para el marco de su espejo.

Y va quedando muy bien.

Yo mientras acabo de lijar la pala y de ajustar toda esta parte, y me dedico a reubicar las marcas para taladrar los agujeros de las clavijas.

Tenía miedo de que fueran algo pequeñas, pero parece que van a quedar perfectas.

Le recuerdo a Juan que busque el escariador chino que le regalé, para darle a los taladros la forma de la clavija. Por supuesto, fue directo a donde lo tenía. Aunque parezca un pequeño caos desde fuera, lo cierto es que tiene todo controlado.

Igual que un servidor, que pasa más tiempo buscando herramientas que usándolas.

En fin.

Como hoy hemos venido en el coche de Vicente, no me he acordado de traer la silicona para pegar su espejo.

El próximo día será (si me acuerdo)

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Ya en casa, pego el marquico del espejo.

¡¡¡Está quedando bonico!!!