DÍA 51
10 de junio de 2024
3:00 h.
Vicente continúa tallando el puente de su guitarro. Le hago ver que a mí me resulta complicado guardar la simetría, que las dos partes queden lo más parecidas posible, así que toma medidas con mucho cuidado. Hoy no me he traído mi tornillo orientable. En poco tiempo, ayudándose del calcetín de Juan, hace un trabajo fantástico.
Juan incorpora un par de trucos para el uso de las lijas en el acabado. La cara de satisfacción no deja lugar a dudas. Juan saca "aceite de limón", que dice que se llama así pero no lleva limón, para nutrir el palosanto. Queda espectacular. Arrancamos la media bolica del que hice de prueba para hacernos una idea. Comentamos que se pegará con una gotica de cianocrilato.
Ahora hay que usar la muñequilla. Juan carga primero los hilos de dentro con una pipeta. Como el botecico de la mezcla es muy estrecho, lo mete en un tarro más grande para evitar vuelcos. Con la muñequilla empapada, sin pasarse, da las primeras pasadas al hilo de la madera. Vicente sigue, y se sorprende de que, al barnizar el aro, se iguala completamente el cianocrilato que usó para tapar el socavón. Queda increíble, y el color del palosanto, precioso. Aunque este barniz produce más brillo del que nos gustaría, al dejar el poro abierto no queda demasiado cristalino. Queda muy bien. Y siempre estamos a tiempo de matizarlo con lana de acero. Además Juan nos sorprende otra vez con un truco para aplicar bien la muñequilla: una gota de aceite de brillantina, muy concentrado, que impide que la muñequilla se agarre al barniz, si se dan varias pasadas. Así se puede igualar el barniz dejándolo muy homogéneo.
La cara de satisfacción de Vicente lo dice todo. No hace falta fijarse en el puente ni en el guitarro. Yo voy limpiando el borde del diapasón, que, al no tener puesta cinta de carrocero, se ha manchado un poco. y le enseño a Juan que mi tapa sigue hecha unos zorros. Al secarse sigue "arrodalá", y, como novedad, ha generado unas horribles burbujas blanquecinas. Juan echa mano de polvo de trípoli, que tiene en una media, para intentar disimular el desastre, pero no funciona. Así que decido intentar igualar con muñequilla y alcohol. La posibilidad de volver a lijar está descartada. Ya está muy delgada esta tapa. Veo que, al usar solo alcohol, disuelve bastante el barniz que había quedado apelmazado, así que, vuelta a empezar con la dichosa tapa. No me da tiempo a quitarlo todo, acabaré el próximo día y veremos qué hacer.
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