Hoy seguimos con la lija y la masilla.

A Juan le parece bien el puente de mi guitarro, y me da el visto bueno para adelgazar un poco la parte central y que no parezca tan tocho. Dice que no debe afectar al encolado un par de milímetros menos de superficie.

Planteamos también si pegamos los puentes antes o después de barnizar.

Él lo tiene claro: después. Así no hay obstáculos para barnizar. Luego, dice, se raspa el barniz en el sitio donde se va a encolar.

Vicente está relajado sabiendo que su espejico está protegido, y anda buscando agujericos que tapar y lijar.

Le coge el gusto a la cinta de carrocero, y va protegiendo las cercanías de sus operaciones.

Prudente.

Y, en un momento, oímos a Juan, que está enfrascado con dos guitarras, que ha probado el truco de enmasillar que le dije a Vicente y que en principio le resultaba raro y que va muy bien.

Y mientras yo, para no ser menos que Vicente, tapo mi espejico y dedico la mañana a lijar concienzudamente.