Vicente sigue con su espejico.

Ha decidido hacer el marco con listones nuevos. Por suerte guardé las sobras y no ha habido que cortar otros.

Por supuesto, como buen gato escaldao, empieza por la protección del espejo con abundante cinta de carrocero.

Así se aprende.

Y yo sigo dando vueltas al puente.

Dibujo aproximadamente los cortes que habrá que dar.

Y consulto con el maestro la posibilidad de anudar las cuerdas pasando lor arriba o por el agujero, según convenga.

Sujeto el extremo superior de la cuerda a la pala

y, al tensar algo, parece que hay distancia suficiente sobre el diapasón y la tapa, incluso de sobra.

A Juan le parece bien el cálculo, y decidimos cepillar un poco los dos puentes.

Juan tiene que regruesar unos diapasones, así es que, aprovechando que va a poner en marcha la máquina grande, damos un par de pasadas a los puentes.

Y después le ayudo con esos diapasones.

...con muchísimo cuidado

Al ser muy potente, la máquina levanta los puentes, y es difícil mantenerlos en su sitio porque apenas hay espacio para presionar.

Ya en casa, y con el puente regruesado, paso una cuerda por el agujero del puente

y, con la ayuda de mi hija, compruebo que hay 5 mm. hasta el diapasón. Juan creo recordar que dijo que tres milímetros sería lo correcto.

O sea, de ser cierto, todavía podemos reducir un par de milímetros la altura de este puente.

Calcularemos después el de Vicente.