DÍA 30
31 de mayo de 2023
3:00 h.
Aprovechando que me había traído a casa el guitarro, y aunque mi cepillo es un desastre y no tengo (todavía) cuchillas de ebanista, le he dedicado un par de ratos a tratar de repasar los perfiles y algunas de las muchas imperfecciones que van apareciendo. Pruebo a usar un cuchillo que tengo para trabajos similares, y va bastante bien. Me vengo arriba y, entre cuchillo y lija, avanzo bastante. La viruta es más menuda, pero parece que queda bien y limpio. Están saliendo unos colores preciosos. Cuando llegamos a casa de Juan, le parece perfecto el resultado. Cuando le comento los fallos que le veo, le quita importancia. Mi hija dice que le dan personalidad. Esta mañana voy a ver si, con las cuchillas de Juan, le quito algo de personalidad a este guitarro. El laúd de Narciso está parado hasta que llegue la funda que ha pedido. O sea, que va a hacer el laúd a medida de la funda, para no repetir la situación del anterior. Vicente se ha traído hoy su mítica EKO Ranger, de tan grato recuerdo para los integrantes de Entropía. En principio pregunta a Juan la posibilidad de atenuarle un poco los diversos golpes que ha ido sufriendo en su ya larga vida. Al ser el barniz tan brillante y muy quebradizo, son muy evidentes. Parecen casi todos bastante superficiales. Juan tiene una cola blanca, que al secar, queda transparente. Propone probar a ver. Pero claro, es Juan...
Y juan se abalanza contra la guitarra. Comprueba los trastes y encuentra varios fallos, endereza el alma del mástil, ve una grieta importante en el puente -que vemos que está asegurado a la tapa con tres remaches de aluminio-. En fín, que la va a dejar nueva y mucho más suave.
También vemos el mal estado del botón de plástico para la correa, que el pobre ha tenido días mejores. Juan busca uno metálico, idéntico al que lleva en el tacón del mástil, pero al sacar el viejo resulta que está embutido en los aros y deja un taladro donde no se puede atornillar el nuevo. Propongo traer un tetón de haya el próximo día para encolarlo y atornillar el nuevo. Y en eso quedamos. Parece de 8 mm. Traeré varios. Total, que lo que iba a ser un poquico de barniz, se ha convertido en un lifting total. Y mientras pasa todo esto: Vicente procede a liberar su guitarro, que sigue donde lo dejamos. Sale más limpio que el mío. Va a trabajar menos para ajustar los perfiles, aunque sigue sobrando una jartá.
Vicente los pone juntos, y el bodegón resultante queda fantástico. Aunque no tenemos prueba gráfica, Vicente dedica bastante tiempo a domar los perfiles de la tapa. Juan calcula el grosor que necesitan y usa la lijadora de banda para adelgazarlos y que sea más fácil -o menos difícil- doblarlos. Son muy puñeteros los jodíos. Y un servidor, además de empaparse de lo que está haciendo Juan con la EKO, le pido la cuchilla del otro día para terminar de quitar chichones a los aros. Juan me deja tres. Y bromeamos con que me voy a quedar sin madera como siga lijando.
Y, también hoy, el bizcocho de Vicente, que se está revelando como un excelente bizcochero. En este caso, una delicia con un sutil sabor a naranja, que le ha recordado a Juan los bizcochos de su infancia. El brindis por la salud y la música de hoy ha sido más emotivo incluso. Otro gran día.
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