DIA 5
11 de Febrero de 2019
3 h.
Aprovechando que tengo las maderas en casa, invito a Vicente a verlas y, de paso, tomar algunas decisiones. A saber: - Le gusta intentar lo de las clavijas chinas. Voy a pedir por amazón las que faltan y ya veremos. - Decidimos usar para los vivos de los aros y la trasera listones claros, que resaltan más que los que nos dió Juan. Como nos sobra cedro de lo que corté de las palas, intentaré sacarlas de ahí. - También piensa Vicente que las tapas de los clavijeros estarán bien sin intercalar nada. Usaremos simplemente palosanto sobre el cedro. - Aunque no hay prisa, hay que ir pensando en el número de trastes que vamos a poner. Vemos en fotos que, cuando el diapasón está a ras de la tapa, se usan 8 trastes, y cuando va superpuesto, 12. El timple lleva solo 6, pero el mástil es mucho más corto.
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Juan se ha comprado una lijadora nueva. La uso para preparar las tabas del clavijero. Pienso en encolar la cara menos buena, pero Juan, con buen criterio, me dice que encole la más lisa, para que ajuste mejor, y ya lijaré la otra cara después. Encolo los dos clavijeros y los dejo secar. Mientras, le comento a Juan lo de los listones de cedro, y me dice que no valen para eso, que son quebradizos. Y saca una chapa de ciprés, con un veteado precioso, y una zona lisa aprovechable. Me explica que hay que cortar en cuña los listones de los aros, para que al encolarlos, encajen mejor. Para eso, hay que inclinar la mesa de la sierra unos 15 grados. Me da un madero para que sirva de guía, y preparo todo. Vuelvo a poner la mesa horizontal, y corto los dos listones de los fondos. Libero los sargentos de los clavijeros, y lijo los listones de ciprés de los fondos para que no sobresalgan mucho y poder encolarlos sin problemas. Ajusto las tablas de palosanto para los fondos. Juan me aconseja poner en el centro las zonas más oscuras, que son más fuertes. Las zonas exteriores, al estar encoladas a los aros, necesitan menos resistencia. Otra lección del maestro.
Ajusto las tablas para que encajen perfectamente, cuidando la simetría de las vetas. Los cantos están muy rugosos y no encajan nada. Creo que estos me van a costar más trabajo que los de las tapas, de cedro, mucho más blando. Uso la lijadora nueva. Juan comprueba que está perfectamente plana, pero no consigo ajustar. Acabo con lija a mano, con bastante facilidad. Pongo juntas las tres piezas para ver el efecto. Con las mismas tablas que usé para las tapas, encolo un fondo. Veo si caben los dos, pero no. Uso 4 sargentos pequeños para presionar la prensa y dos grandes para apretar lateralmente las maderas. Mientras que se encola (unos 30'), veo a Chema pelearse con la gomalaca y el polvo de piedra pómez. Es muy laborioso, pero sigo pensando que valdrá la pena, mejor que con barniz. De hecho, Chema barnizó su guitarra y ha preferido lijarla entera para volver a la gomalaca. Juan nos dice que el barniz tiene sus ventajas, sobre todo por la dureza que aporta. Veremos... Ya casi a las 13, saco el fondo encolado. Ha quedado bien alineado. Lo dejo con cuidado en una mesa plana para que termine de actuar la cola sin deformarse. Encolo el otro fondo, recojo un poco el lío y acabamos la sesión. |