DÍA 28

16 de mayo de 2023

3:30 h.

 

Después de dos meses de obstáculos de todo tipo, retomamos el asunto guitarrero.

Encontramos a Juan terminando su guitarra experimental que necesita varios ajustes. Ha quedado preciosa, y me gusta mucho el acabado de la tapa. Juan dice que también ha probado con ella un barniz nuevo, al alcohol, que se aplica con muñequilla. El resultado se asemeja bastante a la clásica gomalaca, pero, aunque es complicado aplicarlo -con muñequilla- es mucho más rápido y bastante más resistente. Lo tendremos en cuenta.

Está afinando la tapa, rebajando el listón interior junto a la boca con su minicepillo de violín. Va afinando hasta obtener un la b (creo recordar).

También repasa un traste que se había hundido un poco, y se pelea con un puente también experimental. No hay día que no nos sorprenda este Juan.

Vamos por partes:

Guitarro 1.-

Lo encontramos desencordado. Parece que el perfil ha quedado bien.

Creemos que cuando esté terminado va a quedar chulísimo.

Ahora hay que poner el otro medio.

Lo preparo todo y lo presento (con la tira blanco-negro al revés). Por suerte me doy cuenta y la pongo bien.

Con la experiencia de las otras, no hay problema para pegarlo todo en su sitio. Como habíamos dejado el perfil en el molde, apenas se había relajado, y, aunque es muy rebelde, con la cuerda plana de Juan se va ajustando bastante bien.

Además le hago cuña con un cincel que andaba por aquí para aumentar la tensión del último tramo, que parece que se resiste un poco.

Guitarro 2.-

Vicente afronta, con su valentía habitual, el domado de los perfiles. El ciprés es una madera bastante rebelde y, además, son listones bastante gruesos, por lo que no es el escenario ideal para iniciarse en esta labor.

El primer paso es humedecerlos. Juan no es partidario de mojarlos demasiado. Dice que el calor es más determinante que la humedad. Por si acaso, Vicente les da un buen baño.

Junto al "órgano" de resistencias, el otro elemento fundamental: un cazo con agua y un trapo para que esté siempre húmeda la superficie de contacto entre el tubo caliente y el perfil.

No le recuerdo a Vicente que yo me cargué dos listones idénticos al domar los del guitarro 1.

La orientación del listón es importante. Ya marcamos la parte interna y Vicente lijó uno de los cantos en cuña para que ajusten bien con el aro. Como las tres curvas que hay que conseguir son diferentes, es importante calcular la ubicación de cada una.

Le sugiero que empiece por la cintura, y, entre cables eléctricos pelados, tubos incandescentes y con las manos húmedas empieza el proceso.

Es vital que no se queme la madera, sobre todo esta curva que va a quedar al exterior.

Con mucha paciencia y comprobando que la curva se recupera mucho al dejar de presionar (los aros de palosanto me costaron mucho menos trabajo. Juan dice que es una madera mucho más dócil), el primer perfil queda perfecto:

Lo ponemos en el molde y lo sujetamos con una pinza por la cintura (cara de satisfacción)

Y, como siempre, para darle la razón a Juan, el segundo perfil, que lleva hora y media a remojo, empieza a astillarse.

Juan intenta apañarlo, y decidimos pegar la astilla con cola. Así probamos otra técnica (la enésima) que hemos aprendido hoy: meter la cola por la astilla con un hilo de hilvanar.

Creemos que ha quedado perfecto.

Por cierto, no ha faltado el bizcochico artesanal de Vicente, en este caso marmolado, delicioso y con el licor de café no menos artesanal. No ha quedado prueba gráfica pero ambos tres lo tenemos muy presente.

Como queda tiempo (hoy hemos llegado antes), decidimos poner el primer perfil. Juan dice que esta cola de luthier no es amiga de la humedad, por lo que Vicente seca concienzudamente el perfil con un secador que parecía que no, pero funciona.

Liberamos el guitarro 1 y creemos que la cuerda que sobra será suficiente.

Aunque creemos que podríamos poner los dos perfiles a la vez (con cuatro manos), no nos fiamos de la astilla que acabamos de encolar y preferimos poner solo uno.

Ponemos un sargento con un trozo de madera en el tacón para que sirva de tope al perfil y empezamos.

Se confirma que hay cuerda para rato, mientras que Juan sigue peleándose con el innovador puente de su preciosa guitarra experimental (que caemos en que la ha hecho en poco más de dos meses con viajes y estancias en Yecla de por medio).

Encaja todo muy bien y también aumentamos la tensión con una cuña improvisada.

Y los minutillos que quedaban los dedicó Vicente a domar el tercer perfil que, pues sí, también se astilló un pelín.

Y ahí se quedaron los dos, con su astilla encolada, a ver si se pueden aprovechar.

Por cierto, Juan se dió cuenta de que habíamos puesto el perfil en el lado del fondo en vez de hacerlo al revés. Al ser la tapa de cedro, mucho más blando, puede marcarse con las cuerdas. Para tranquilizarnos nos dice que al ser plana la cuerda, no cree que se marque.

Veremos