Manuel
Pavía y Rodríguez de Alburquerque
Nació en Cádiz en 1827
y murió en Madrid en 1895. Profesión:
militar. Participó en la sublevación
de Prim en Villarejo (1866) que le obligó a
exiliarse, volviendo tras el triunfo revolucionario
de 1868.
Al
implantarse la primera República fue nombrado
general en jefe del norte donde combatió a
los carlistas en Navarra. Posteriormente reprimió
los núcleos cantonales en Andalucía,
partidario de una república unitaria.
El
3 de enero de 1874, dio un golpe de Estado, irrumpió
en las Cortes y las disolvió, hecho que puso
fin a la República.

El
alboroto producido en el hemiciclo y la consternación
de los diputados es trasladable a la sociedad española
del momento. Nos encontramos en los convulsos años
de la I República española y la inestabilidad
política es una constante.
Tras
la derrota parlamentaria y la posterior dimisión
de Emilio Castelar como presidente del ejecutivo el
2 de enero de 1874, se procede a la elección
de su sustituto en la sesión parlamentaria
del día 3.
En
ese momento un grupo de militares dirigidos por el
general Manuel Pavía ocupa violentamente el
hemiciclo y obliga al presidente de la Cámara,
Nicolás Salmerón, a desalojar la sala.
La presencia e injerencia de los militares en la vida
política española no es nueva, si bien
es la primera vez que ocupan la sede de la representación
del pueblo e imponen un nuevo orden político.
La trascendencia del golpe de estado del general Pavía
radica en la configuración de una nueva etapa
republicana bajo la dirección del general Serrano,
hasta el pronunciamiento el 29 de diciembre del general
Martínez Campos en favor de Alfonso XII, dando
comienzo a la época de la Restauración.
Restaurados
los Borbones, desempeñó los cargos de
capitán general de Cataluña (1880-1881)
y de Castilla la Nueva (1885-1886) y presidente del
Consejo Supremo de Guerra y Marina.