La vida
de Rafael de Riego es romántica, aventurera, heroica
y desdichada; Riego ha sido uno de los mitos de los
españoles de los dos últimos siglos. Como
mártir de la libertad, ha tenido un cancionero propio
y su nombre designa al único himno nacional que ha
sustituido a la Marcha Real.
Hombre
vivo, fogoso, impetuoso, valiente y muy exigente. Rafael
tenía un carácter complicado y de enorme vanidad,
lo que le llevó a pensar que se le debía reconocimiento,
pero cuando llegaba la hora de los reconocimientos él
los rechazaba siempre.
Durante
la Guerra de la Independencia, los franceses le hacen prisionero
en la batalla de Espinosa de los Monteros y es enviado a
Francia, en cuyas cárceles pasó seis años.
Fue allí donde, al parecer, tuvo su primer contacto
con la masonería, así como con las corrientes
liberales de la época que le llevaron a asumir los
principios de la propia revolución francesa, los
cuales tanto habrían de influir en su conducta posterior.
El denominado
Pronunciamiento de Riego, fue un golpe de estado de
los militares progresistas, realizado por el comandante
Riego el 1 de enero de 1820 en Cabezas de San
Juan. En un acto solemne y brillante de parada militar,
en la plaza de Cabezas de San Juan, Riego emite un bando
que promulga la hasta entonces derogada Constitución
Liberal española de 1812:
"
Las órdenes de un rey ingrato que asfixiaba
a su pueblo con onerosos impuestos , intentaba además
llevar a miles de jóvenes a una guerra
estéril , sumiendo en la miseria y en el luto a sus
familias. Ante esta situación he resuelto negar obediencia
a esa inicua orden y declarar la constitución de
1812 como válida para salvar la Patria y para apaciguar
a nuestros hermanos de América y hacer felices a
nuestros compatriotas ¡Viva la Constitución!"
Con
este golpe de estado, termina el gobierno absolutista
desarrollado por Fernando VII durante la primera etapa de
su reinado, y se establece un gobierno liberal, es el denominado
Trienio Liberal.
Este
pronunciamiento supuso la imposición del liberalismo
español al régimen absolutista impuesto por
Fernando VII, el rey felón. Los liberales ejercieron
el poder según lo establecido en
las Cortes de Cádiz, desarrollando mediante leyes
y decretos la constitución liberal de 1812. De esta
forma iniciamos el periodo liberal, aplicando por primera
vez y en la práctica las ideas de los liberales de
Cádiz y la Pepa tuvo por fin, significado práctico
en el Estado Español.
El malestar
social y económico por el mal gobierno alcanzaba
al ejército y al país en general,
pero también la desilusión de los liberales,
que, si bien no eran partidarios de una revolución,
tampoco estaban conformes con la política llevada
a cabo. Los liberales vieron en 1814, que con la vuelta
del “deseado” acabaron sus ilusiones liberal
el edificio levantado por ellos en Cádiz y se unieron
al golpe de estado.
El ejército
expedicionario se hallaba reunido en Cádiz con
objeto de combatir el levantamiento independentista
de Ultramar. La moral de la tropa era baja, tanto
por la forma de reclutamiento, como por las noticias que
llegaban de las colonias; además este ambiente era
fomentado y explotado por la masonería que veía
en el ejército expedicionario el instrumento ideal
para protagonizar un levantamiento con probabilidades de
éxito.
Rafael de Riego
El 3 de enero el coronel Antonio Quiroga, superior
de Riego, designado para encabezar el movimiento, tomaba
San Fernando y se disponía a entrar en Cádiz,
que era el objetivo más importante. El retraso en
hacerlo y la resistencia encontrada en la Cortadura bastaron
para estropear los planes e impedir que pudiesen entrar
en la ciudad hasta el 15 de marzo en que se proclamó
la Constitución.
Gobierno
tomó nota del pronunciamiento militar y el 4
de marzo publicó en la Gaceta el decreto del día
3, reconociendo el malestar y las dificultades económicas
y sociales del país , justificando el que no se hubieran
llevado a cabo las reformas previstas y se proclamaba
la intención de realizarlas.
El
6 de marzo se publicó otro decreto, mandando
celebrar Cortes "con arreglo a la observancia de las
Leyes fundamentales que tengo juradas", y a éste
seguía otro más el del día 7
de marzo, en el que el Rey se decidía a jurar la
Constitución de 1812 y convocar cortes con arreglo
a ella. El 8 de marzo se conoció en Madrid
el decreto, el júbilo y la fiesta se apoderaron de
la calle. El 9, los manifestantes se dirigieron al Palacio
con la intención de exigir al Rey el cumplimiento
del decreto. Fernando VII, temeroso tal vez de ver en peligro
la Corona y su vida al recordar los sucesos de la Revolución
francesa, mandó que se formase el Ayuntamiento Constitucional
de 1814, juró la Constitución y creó
una Junta Provisional.
En
resumen, el 9 de marzo de 1820 Fernando VII fue obligado
a aceptar oficialmente el triunfo de la revolución
al tener que jurar la Constitución y a nombrar una
Junta, lo que ponía en evidencia que no se confiaba
en que él y sus Ministros fuesen a cumplir
lo jurado.
En el verano de 1820, llega la apoteosis de Riego. Viaja
a Madrid como caudillo popular, agasajado por todas partes
y apoyado por las Sociedades Patrióticas, como el
Café Lorenzini, la Cruz de Malta o La Fontana de
Oro, auténticos círculos de poder político
paralelos e incontrolados.
Emocionado
y envanecido llega a cantar durante un homenaje en
el teatro Príncipe de Madrid el “Trágala”
versión política de la zafia y feroz copla
gaditada.”...Trágala, trágala, la
Constitución...” .
Entonces
llega la división del liberalismo español,
exaltados y moderados se enfrentan mientras los absolutistas
conspiran. Riego es nombrado capitán general de Aragón
y por hacer campaña a favor de los exaltados
es sustituido. En 1823, siendo diputado por Asturias,
es nombrado presidente de las Cortes.
El "Trágala Perro ", siendo canción
popular tenía numerosas letras, según Mesoneros
Romanos, esta es la original:
"Tú que no quieres / lo que queremos / la
ley preciosa / do está el bien nuestro. / ¡Trágala,
trágala, / trágala perro! / ¡Trágala,
trágala, / trágala perro!/ Tú de la
panza / mísero siervo / que la ley odias......"
CONDENA
A MUERTE DE RIEGO
Finalmente,
3 años y medio después del juramento
real, el 7 de noviembre de 1823, el general Riego
era ahorcado a las 12 en la Plaza de la Cebada de Madrid
por orden real de Fernando VII.
En
1823, Fernando VII recurre a la Santa Alianza e
irrumpen en España los "Cien Mil hijos
de... San Luis" a las órdenes del francés duque
de Angulema. El 6 de abril tiene lugar la segunda
invasión gabacha de nuestra historia y Fernando,
el rey felón, acaba con el régimen constitucional
establecido pocos años antes. Riego se enfrenta a
las tropas aliadas y es derrotado por los franceses en Mancha
Real y Jodar (Jaén) y es capturado y conducido
preso a Madrid, donde se le encarcela en el Antiguo Seminario
de Nobles de Madrid. Durante los primeros días le
mantienen incomunicado y sin alimentos, consiguiendo su
debilitamiento psíquico y físico.
Plaza de la Cebada de Madrid
Después de un simulacro de proceso Riego es condenado
a morir en la horca y al descuartizamiento posterior. El
juicio no tuvo las garantías procesales, fue una
farsa legal. No le admitieron pruebas, testimonios
ni documentos. La verdad es que Riego esta condenado a muerte
de antemano.
Para
humillar a la España liberal, se le hicieron concebir
falsas esperanzas de salvarse si escribía una carta
retractándose de sus ideas constitucionalistas. En
este último acto de su vida, Riego no estuvo a la
altura de su fama de héroe. Cuando se le notificó
la sentencia, escribió una vergonzosa carta pidiendo
perdón a Dios y al Rey por su comportamiento y reconociendo
los crímenes que se le habían imputado.
“
Yo Rafael de Riego, preso y estando en la capilla de la
Real Cárcel de Corte, publico el sentimiento que
me asiste por la parte que he tenido en el sistema llamado
constitucional en la revolución y en sus fatales
consecuencias , por todo lo cual, así como he pedido
y pido perdón a Dios de todos mis crímenes
igualmente pido la clemencia de mi santa religión,
de mi rey y de todos los pueblos e individuos de la nación
a quienes haya ofendido en vida, honra y hacienda. Suplicando
como suplico a la Iglesia al Trono y a todos los españoles,
que no se acuerden tanto de mis excesos como de esta exposición
sucinta y verdadera, la cual solicita por último,
los auxilios de la caridad española para mi alma”
A
pesar de esta acción no se le concede el indulto
y el tribunal ordena cumplir la sentencia de muerte.
Riego
fue de forma humillante al cadalso levantado en la Plaza
de la Cebada. La sentencia manadaba que Riego fuera conducido
al lugar de la ejecución, arrastrado en un serón
por un burro por las calles de Madrid, y esto se cumplió
entre el vocerío y los insultos de los de “¡Vivas
las caenas!”

Tras
ser colgado, su cuerpo fue descuartizado por traidor al
rey.

Ejecución de Riego en la Plaza de la Cebada
El rey ya satisfecho por el ajusticiamiento de Riego, se
dice que exclamó de júbilo : " ¡Liberales:
gritad ahora viva Riego !" .La ejecución
de Riego en la Plaza de la Cebada se convirtió en
un símbolo del absolutismo e hizo de Riego un mártir
y un mito en España y en toda Europa.
Muerto
Fernando VII, la reina regente tratando de consolidar en
el trono a su hija Isabel II frente al impetu guerrero de
los carlistas, se decidió por el lado de los liberales
y para conseguir su simpatía , procedió a
la rehabilitación de Riego y de su memoria . El 31
de octubre de 1835 promulgó un real decreto cuya
parte dispositiva rezaba así: "Por
tanto, en nombre de mi augusta hija la reina Doña
Isabel II decreto lo siguiente:
Artículo
1.º El difunto general Don Rafael del Riego es repuesto
en su buen nombre, fama y memoria.
Artículo
2.º Su familia gozará de la pensión de
viudedad que le corresponda según las leyes.
Artículo
3.º Esta familia queda bajo la protección especial
de mi amada hija Doña Isabel II, y durante su menor
edad bajo la mía."
La
Segunda República adoptó el Himno de Riego
como himno oficial de España, elevando así
a lo más alto de sus altares místicos la memoria
de Riego, convirtiéndole en un símbolo de
la libertad contra la tiranía.