
El color y la expresión según Matisse
"...La tendencia dominante del color debe ser la de servir de la mejor manera posible a la expresión. Coloco mis colores sin cálculo previo. Si desde el primer momento, y casi sin que yo tenga conciencia de ello, un tono me ha seducido o detenido, me apercibiré en seguida, una vez haya terminado el cuadro, de que he respetado este tono, mientras que progresivamente he modificado y transformado los otros.
El lado expresivo de los colores se me impone de una manera instintiva (... ). La elección de mis colores no se basa sobre ninguna teoría científica, sino en la observación, sobre el sentimiento, sobre la experiencia de mi sensibilidad. Inspirándose en ciertas páginas de Delacroix, un artista como Signac se preocupa de los complementarios, y su conocimiento teórico le llevará a emplear aquí o allá tal o cual tono. Yo intento simplemente colocar los colores que proporcionen mi sensación. Hay una proporción necesaria de tonos que pueden conducirme a modificar la forma de una figura o a transformar mi composición Lo que sueño, es un arte de equilibrio, de pureza, de tranquilidad, sin asunto inquietante o preocupante, que sea para todo trabajador o intelectual, sea hombre de negocios o de letras, un lenitivo, un calmante cerebral, algo análogo a un buen sillón en que descanse de sus fatigas físicas."
Henri Matisse: La Grande Revue, 25 de diciembre de 1908. (Citado por Jean Cassou; Panorama de las artes plásticas contemporáneas. Guadarrama. Madrid, 1961, pág. 157-158)

Aspiraciones de los pintores expresionistas.
(Prospecto añadido al catálogo de la primera exposicion del "Blaue Reiter")
"Gran trastorno.
Deplazamiento del centro de gravedad del arte,la literatura y la música.
Diversidad de las formas, consideradas bajo el aspecto de la construcción y de la composición.
Necesidad de volverse con intensidad hacia la naturaleza interior, renunciando, por consiguiente, a todo embellecimiento de las formas exteriores de la naturaleza.
...tales son, en conjunto, los signos del renacimiento interior.
Mostrar los caracteres y las manifestaciones de esta transformación, resaltar la continuidad de esta tendencia con relación a épocas pasadas.
Ostentar los impulsos interiores en todas las formas que provocan una reacción íntima en el espectador.
Tal es el fin que el "Blaue Reiter", se esforzará en alcanzar.
Hoy buscamos nosostros, detrás del velo de las apariencias exteriores, cosas ocultas que nos parecen más importantes que los descubrimientos de los impresionistas...
Buscamos y cuidamos este lado espiritual de nosotros mismos con respecto a la naturaleza, no por capricho o por el placer de ser diferentes, sino porque lo vemos, exactamente como antes se pudieron ver de un golpe las sombras violetas y la atmósfera, antes que otra cosa...
Hay quien cree seriamente que nosostros, los pintores nuevos, no obtenemos nuestras formas de la naturaleza, que no las arrancamos de ellas como lo han hecho siempre los artistas de todas las edades.
La naturaleza brilla en nuestras pinturas como en todas las formas de arte. La naturaleza está en todas partes, en nosotros y fuera de nosotros, sólo hay una cosa que no es completamente la naturaleza sino la interpretación de ella: el arte. El arte es y ha sido siempre, en su pura esencia, la separación más audaz entre la naturaleza y la "naturalidad". Es el puente con el mundo del espíritu."
De, un artículo de Franz Marc aparecido en Pan (7 de marzo de 1912)

Algunos aspectos del expresionismo abstracto según Jackson Pollock
"Mi pintura no nace en el caballete. Casi nunca, antes de comenzar a pintar, se me ocurre extender la tela sobre el bastidor. Prefiero colgarla de la pared o dejarla sobre el suelo, porque necesito la resistencia de una superficie dura. Sobre el suelo me siento más a gusto, más cerca, más parte del cuadro; puedo caminar en torno suyo, trabajar por cuatro lados distintos, estar literalmente dentro del cuadro. En un poco el método usado por ciertos indios del Oeste que pintan con la arena.
Cuando estoy dentro de mi cuadro no me doy cuenta de lo que estoy haciendo. Solo después de cierto período, empeñado, digámoslo así, en "trabar conocimiento", ni siquiera de destruir la imagen, porque se que el cuadro tiene una vida propia y no trato de sacarla afuera. Solamente cuando pierdo contacto con la tela el resultado es un desastre. De otro modo se establece un estado de pura armonía, de espontánea reciprocidad, y la obra sale bien. (1947)."
De The New American Painting.

Objetivos de los pintores futuristas
"Y he aquí nuestras conclusiones decididas:
Con nuestra entusiasta adhesión al futurismo queremos:
1. Destruir el culto al pasado, la obsesión con lo antiguo, la pedantería y el formulismo académico.
2. Despreciar profundamente cualquier forma de imitación.
3. Exaltar todas las formas de originalidad, aunque sea temeraria, aunque sea violentísima.
4. Mostrar valor y orgullo ante la fácil acusación de locura con la cual se azotan y se amordazan a los innovadores.
5. Considerar a los críticos de arte como inútiles y dañinos.
6. Rebelarnos contra la tiranía de las palabras: armonía y buen gusto, expresiones demasiado elásticas con las cuales se podría fácilmente demoler la obra de Rembrandt, la de Goya y la de Rodin.
7. Barrer el campo ideal del arte de todos los motivos, los argumentos ya explotados.
8. Representar y magnificar la vida actual, incesante y tumultuosamente transformada por la ciencia victoriosa.
¡Entiérrese los muertos en las más profundas vísceras de la tierra! ¡Libérese de las momias el umbral del porvenir! (Paso a los jóvenes, a los violentos, a los temerarios!"
Del Manifiesto de los pintores futuristas. (Citado por Mario e Micheli; Las vanguardias artísticas del siglo XX. Editorial Universitaria de Córdoba (Argentina). 1968, pág. 362.)

El arte negro y el origen del Cubismo
Cenábamos un jueves en el quai Saint-Michel, Salmon, Apollinaire, Picasso y yo. Me parece que era con ocasión de una comida semanal, pero no lo juraría. Entonces Matisse tomó una estatuilla de madera negra que había sobre un mueble y la mostró a Picasso. Era la primera talla negra. Picasso la tuvo toda la noche en la mano. A la mañana siguiente, cuando llegué al taller, el suelo estaba alfombrado de hojas de papel Ingres. Y sobre cada hoja un gran dibujo, casi el mismo; una cara de mujer con un ojo sólo, una nariz demasiado larga que se confundía con la boca y un mechón de cabellos sobre el hombro. Había nacido el cubismo.
Esta misma mujer reapareció sobre telas. En lugar de una mujer hubo dos o tres. Después fueron Las señoritas de Avignon, cuadro grande como una pared."
Max Jacob: Naissance du Cubisme. Les Nouvelles Littéraires, 1928. (Citado por Jean Cassou, Panorama de las artes plásticas contemporáneas. Ed. Guadarrama, Madrid 1961, pág. 228)

El surrealismo y la pintura
"...Un concepto muy limitado de la imitación, finalidad concedida al arte, es el origen del grave malentendido que vemos perpetuarse en nuestros días. Dado por cierto que el hombre no es capaz de reproducir con mayor o menor fortuna la imagen de lo que le emociona, los pintores se han mostrado demasiado conciliadores en la elección de sus modelos. El error cometido fue pensar que el modelo no podía ser extraído más que del mundo exterior, e incluso que solamente podía ser tomado de él.
Cierto que la sensibilidad humana puede conferir al objeto de apariencia más vulgar una distición completamente imprevista; no es menos cierto que es hacer uso mezquino del mágico poder de figuración que algunos poseen, emplearlo en la conservación y el fortalecimiento de lo que ya existía sin ellos. Hay en todo eso una abdicación inexcusable. En todo caso, es imposible que en el estado actual del pensamiento aún se consienta en semejante sacrificio, sobre todo cuando el mundo exterior parece de necesidad de revisión absoluta de los valores reales sobre los que hoy concuerdan todo los espíritus, se referirá a un modelo puramente interior o no será nada.
André Breton: Le Surréalisme et la Peinture. Gallimard, 1928.

Para una definición de "Dadá"
"Cualquier forma de repugnancia susceptible de transformarse en una negación de la familia es Dadá; la protesta de todo el ser ocupado en una acción destructiva es Dadá; el conocimiento de todos los medios, rechazado hasta hoy por el pudor sexual del compromiso demasiado cómodo y de la cortesía, es Dadá; la abolición de la lógica, la danza de los impotentes de la creación es Dadá; la abolición de cualquier jerarquía y de cualquier ecuación social instalada para valores por nuestros siervos es Dadá; cualquier objeto, todos los objetos, los sentimientos y las oscuridades, las apariciones y el choque preciso de las líneas paralelas son medios de lucha Dadá; abolición de la memoria: Dadá; abolición de la arqueología: Dadá; abolición de los profetas: Dadá; abolición del porvenir: Dadá; confianza indiscutible en cualquier dios producto inmediato de la espontaneidad: Dadá', salto elegante y sin prejuicio desde una armonía a otra esfera; trayectoria de una palabra lanzada como un disco, grito sonoro; respeto a todas las individualidades en la momentánea locura de cualquier sentido suyo, serio o temeroso, tímido o ardiente, vigoroso, decidido, entusiasta, despojar la propia iglesia de cualquier accesorio inútil y pesado; escupir como una cascada luminosa el pensamiento descortés o amoroso, o bien, complaciéndose en él, mimarlo con la misma intensidad, lo cual se equipara, en un puro arbusto de insectos para una sangre noble, dorado por los cuerpos de los arcángeles y por su alma. Libertad: DADÁ, DADÁ, DADA, alarido de colores encrespados, encuentro de todos los contrarios y de todas las contradicciones,todos los motivos grotescos, de todas las incoherencias: la Vida."
Tristán Tzara, "Manifiesto Dadá". Revista Dadá, n'-3; Zurich, 1918.

En una hora indeterminada, de una fuente hoy para nosotros conocida, ineluctablemente viene al mundo la obra de arte. Frío cálculo, manchas que estallan en desorden, construcción matemáticamente exacta (clara o recóndita), dibujo silencioso o vocinglero, elaboración escrupulosa, fanfarrias de color o pianíssimo de superficies amplias, tranquilas, desmenuzados. ¿No es ésta la Forma? ¿No es éste el Medio? Almas dolientes, inquietas y atormentadas, con un desgarrón provocado por el choque de lo espiritual con lo material. Lo que se ha hallado. Lo que vive de la naturaleza viva y de la naturaleza muerta. La consolación de los fenómenos del mundo exterior-interior. Presagio de gozo. Llamar. Hablar de lo recóndito a través de lo recóndito. ¿No es esto el contenido? ¿No es esto el consciente e inconsciente fin del incoercible impulso creativo? ¡Ay de aquel que tiene el poder de poner en la boca del arte las palabras necesarias y no lo hace! ¡Ay de aquel que aparte de la boca del arte su oído espiritual! El hombre habla al hombre de lo sobrehumano, el lenguaje del arte.»
V Kandinsky . Il Saggiatore. Milán. 1959. Pág. 64.
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