EL MANIERISMO
STÉFANO MADERNO
En el barrio del Trastévere romano encontramos la iglesia de Santa Cecilia, cuyo origen parece remontarse al siglo IX. En 1599, debajo del altar, se encontró la tumba de la mártir.
Stéfano Maderno, que entonces tenía 23 años, recibe el encargo de rehacer el Altar Mayor incluyendo una imagen de la Santa, que concluyó en algo más de un año. Fue su gran obra, le proporcionó un gran prestigio, eclipsado posteriormente por la aparición de Bernini.

El Cardenal Baronio, historiador y cardenal italiano, fue testigo ocular directo del prodigio:
- "Yo vi el arca, que se encerró en el sarcófago de mármol y dentro, el cuerpo venerable de Cecilia. A sus pies estaban los paños empapados en sangre, y aún podía distinguirse el color verde del vestido, tejido en seda y oro, a pesar de los destrozos que el tiempo había hecho en él. Podía verse, con admiración, que este cuerpo no estaba extendido como los de los muertos en sus tumbas. Estaba la castísima virgen recostada sobre el lado derecho, unidas sus rodillas con modestia, ofreciendo el aspecto de alguien que duerme, e inspirando tal respeto, que nadie se atrevió a levantar la túnica que cubría el cuerpo virginal. Sus brazos estaban extendidos en la dirección del cuerpo, y el rostro un poco inclinado hacia la tierra, como si quisiese guardar el secreto del último suspiro. Sentíamonos todos poseídos de una veneración inefable, y nos parecía como si el esposo vigilase el sueño de su esposa, repitiendo las palabras del Cantar: “No despertéis a la amada hasta que ella quiera".



A los pies de la imagen, Stéfano Maderno grabó el siguiente mensaje:
" He aquí a Cecilia Virgen a quien yo vi incorrupta en el sepulcro. Esculpí para vosotros en mármol esta imagen de la Santa en la postura en que la vi"