
Para qué sirven esos follajes con mil monstruos entrelazados, estas figuras de sátiros y centauros, tantas molduras con fieras y adornos, en los cuales la imaginación del monje se distrae de su piedad y se aparta de la pobreza evangélica enseñada por San Benito.
(San Bernardo)

"Y además, entre los hermanos que leen en los claustros, ¿qué hace la ridícula monstruosidad, una cierta admirable belleza deforme y una deformidad bella?.¿Qué hacen, pues, los monos inmundos, qué los fieros leones, qué los monstruosos centauros, qué los semihombres, qué los manchados tigres, qué los soldados luchadores, qué los cazadores trompeteros? Ves bajo una cabeza muchos cuerpos; y sobre un cuerpo muchas cabezas. Se distingue aquí en un cuadrúpedo la cola de una serpiente, allí en un pez la cabeza de un cuadrúpedo. En un lugar una bestia que es caballo por delante, mitad cabra por detrás; en otro, un animal cornudo, que es caballo en su parte superior. En una palabra, tanta y tan admirable variedad de formas diversas aparece por todas partes, que agrada más leer en los mármoles que en los códices, y ocupar todo el día admirando estas cosas singulares, que meditando en la ley de Dios. ¡Por Dios!, si no se avergüenzan de estas tonterías, ¿por qué, al menos, no se arrepienten de sus gastos?".
(San Bernardo.- "Apología a Guillermo de Saint-Thierry,1121-24).

Dejo a un lado las inmensas alturas de las iglesias, las desmesuradas longitudes, las anchuras innecesarias, las suntuosas decoraciones, las curiosas pinturas, que hacen volver las miradas de los fieles e impiden su devoción... ¿Qué fruto... exigimos de estas cosas: la admiración de los tontos y la satisfacción de los simples? No pedimos el provecho, sino el donativo... Ante reliquias cubiertas de oro se agrandan los ojos y se abren las bolsas...y más se admira la belleza, que se venera la santidad.
(Bernardo a Guillermo de Saint Thierry c. 1121-1124.)

Normas Cistercienses
"Prohibimos que en nuestras iglesias o en cualquiera de las dependencias del monasterio haya cuadros o esculturas, pues precisamente a estas cosas dirige uno su atención, con lo que a menudo queda perjudicado el provecho de una buena meditación y se descuida la educación de la seriedad religiosa. Sin embargo, tenemos cruces pintadas, hechas de madera."
Normas del capítulo del Císter, de 1134, cap. XX. (Braunfels, Wolfgang: La arquitectura monacal en Occidente. Barcelona, 1975, pág. 321.

Ninguno de nuestros monasterios debe levantarse en ciudades, castillos o aldeas, sino en lugares apartados, lejos del movimiento de las gentes.
(Capítulo General del Císter).

LA REFORMA CISTERCIENSE
Luego el Abad y sus hermanos, no olvidándose de su promesa, determinaron unánimemente ordenar y guardar en aquel lugar la Regla de San Benito, rechazando cualquier cosa que pudiera oponerse a la Regla, esto es, flecos, pellizas, telas y aún capuchas y calzones, peines y todo lo demás que era contrario a la pureza de la Regla (... ). Y puesto que ni en la Regla ni en la vida de San Benito hallaban que el santo Legislador hubiese poseído iglesia o altares, o sepulturas, o diezmos de otros, o granjas o esclavos; ni tampoco hubiesen entrado mujeres en su monasterio, ni hubiese enterrado allí a los muertos, excepto a su hermana; por eso renunciaron a todas aquellas cosas...
(... ) Determinaron, también, tomar tierras alejadas de los sitios poblados, viñas, prados, bosques, y corrientes de agua, para construir molinos de uso particular... Como establecieron en varios sitios granjas para la agricultura, determinaron que fueran los dichos conversos quienes rigieran aquellas casas, no los monjes; pues, según la Regia, la morada de los monjes debe ser el claustro suyo. Y, pues, sabían aquellos santos varones que el bienaventurado San Benito había construido sus cenobios no en las ciudades, ni en las aldeas sino en lugares apartados del concurso de las gentes, procuraban ellos imitar lo mismo...
Institutos de los Monjes Cistercienses que vinieron de Molesmes. Cap. XVI del Exordium Sacri Ordinis Cisterciensis. Monasterio de Poblet, 1953.

Capítulo LVII de la Orden benedictina:
Si hubiese artífices en el monasterio, ejercerán sus artes con toda humildad.. Pero si alguno se engríe por su habilidad, porque le parece que es de algún provecho para el monasterio, este tal sea privado de su oficio y no vuelva más a él.

Escrito en el pórtico de St. Denis:
" El espíritu ignorante se eleva hacia la verdad gracias a lo que es material, y viendo esta luz resucita de su antigua postración".

San Dionisio mártir
Después de pasar por Arlés se dirigió a París, donde predicó sobre la risible vanidad de las falsas deidades y la quimérica imposibilidad de una multitud de dioses. Los paganos , consternados, denunciaron a Dionisio ante el gobernador Fescenino Sisino. Mandó éste que le detuvieran y que fuera decapitado, lo que se ejecutó el 9 de octubre del año 94. Es tradición que, después de ser decapitado, el cuerpo de San Dionisio se puso en pie, tomó su cabeza en las manos y la llevó al lugar donde hoy se alza el célebre monasterio de su nombre, a dos leguas de París. Allí encontró a una mujer, llamada Cátula, a quien él mismo había convertido, y, poniéndole la cabeza entre las manos, cayó en tierra su santo cuerpo. El rey Dagoberto fundó allí el célebre monasterio que sería sepultura de los reyes de Francia.

La catedral de Gerona se inició en 1312. Una vez completada la cabecera se convocaron dos reuniones de arquitectos sobre la conveniencia de continuar con tres naves o terminarla con una.
Pere Arbei, maestro de obras de la Lonja de Mercaderes de la ciudad de Barcelona, habiendo prestado previamente juramento sobre los santos evangelios de decir la verdad.. reconoce y ve que, según su opinión y los conocimientos de los picapedreros, la obra de dicha iglesia gerundense sería más sólida y más bella con tres naves, según fue empezada y continuada hasta el púlpito de la misma iglesia.
Guillermo Bofill, maestro de obras de dicha iglesia gerundense... dijo que, sin comparación, la obra de una nave es más adecuada a la cabecera de la iglesia, ya empezada y terminada, que no lo sería la obra de tres naves. Que, si se continúa la de una nave, tendría tan grandes ventajas y tan gran claridad, que será algo muy hermoso y notable.

La luz y el fulgor en el edificio gótico
Cuando embelesado ante la belleza de la Casa de Dios, cuando el encanto de las gemas multicolores me ha conducido a meditar sobre la diversidad de las virtudes sagradas, transponiendo lo que es material en lo que es inmaterial, tengo la impresión de verme a mí mismo residir realmente en alguna extraña región del universo, sin existencia anterior en el limo de la tierra ni en la pureza del lienzo, y que, por la gracia de Dios, yo puedo sentirme transportado en el mundo más elevado.
(SUGER: Liber de Rebus in Administratione Sua Gestis)

Forma de realizar vidrieras
-Cuando quieras componer vidrieras, primero haz un tablero de madera completamente liso, de dimensiones suficientes para que se puedan trabajar dos paneles de cada ventana. Toma yeso y extiéndelo con un cuchillo sobre todo el tablero. Echa encima agua abundante y restriégalo con un paño por todas partes. Y cuando esté seco, toma las medidas del ancho y alto de un panel de la ventana y márcalas sobre el tablero con la regla y el compás sirviéndote de plomo o estaño. Si quieres incorporar un borde, trázalo tan amplio como te guste y de conformidad con el dibujo que hayas escogido. Hecho esto, dibuja tantas figuras como quieras, primeramente con plomo o estaño, luego con color rojo o negro, trazando cada línea con cuidado porque será necesario, cuando hayas pintado el vidrio, hacer corresponder las sombras y luces según la superficie del tablero. Disponiendo la variedad de los ropajes, marca el color de cada uno en su lugar y de las demás cosas que te propongas pintar indicando el color con una letra toma una pieza de vidrio del tipo que prefieras, a condición de que sea cada parte mayor del espacio que debe ocupar, y colócala sobre dicho lugar. Como verás a través del vidrio la línea sobre el tablero, toma vidrio blanco y vuelve a copiar sobre él; cuando esté seco, aplica el vidrio grueso sobre el blanco y poniéndolos al trasluz marca las líneas como quieras. De esta manera pintarás todas las piezas de vidrio con la indumentaria, las manos, pies, borde y cualquier otra cosa que quieras pintar.
Diuersarum Artium Schedula, libro II, cap. XXII, siglos XI-XII)

LA VIDRIERA
El vidrio de color se fabrica añadiendo al vidrio fundido varias sustancias químicas, cómo manganeso o cobalto, mientras todavía está en el horno. El vidrio continúa siendo translúcido, pero toma diferentes colores según las sustancias que se le añaden.
Hojas de vidrio se elaboraban tradicionalmente por uno de los dos siguientes sistemas. Un sistema era el "de la corona". El vidriero cogía en el extremo de su tubo de soplar una pequeña cantidad de vidrio fundido y giraba el tubo rápidamente. La fuerza centrífuga hacía que el vidrio adoptara una forma plana, como la de un plato, ligeramente más gruesa en el centro que en el borde. El otro sistema utilizado habitualmente producía un "manguito" de cristal. El vidriero soplaba un largo globo de vidrio, lo cortaba y lo desprendía del tubo de soplar y después cortaba también los dos extremos opuestos del globo. El globo se convertía en un cilindro o "manguito" que podía cortarse longitudinalmente por el centro, mientras aún estaba caliente, abrirse y aplanarse hasta formar una hoja. Después los pedazos individuales se recortaban del cristal enfriado con una punta de diamante o con otra herramienta de cortar vidrio, y se disponían sobre una mesa de trabajo según un diseño previo. El vidriero pintaba con pintura negra sobre el vidrio coloreado algunos detalles, como los rasgos faciales. Encajaba cada pieza en un listel de plomo flexible con pestaña y luego soldaba los plomos entre sí. ... Con frecuencia, una única vidriera contenía muchos temas. Podían ser episodios de una única historia o temas relacionados simbólicamente. La contemplación de las imágenes radiantemente coloreadas les guiaba al conocimiento de las verdades allí representadas. Suger no podía haber encontrado un medio más apropiado que el vidrio de color - un medio que depende de la luz para producir sus efectos diamantinos- para inculcar la idea de que la contemplación de la belleza material conduce a una comprensión de lo divino. El nuevo estilo de edificación con sus elegantes bóvedas de crucería, sus arcos ojivales y sus construcciones en esqueleto cobraba aún más realce en la cabecera de Saint-Denis gracias al florecimiento de la técnica vidriera.
(Historia del Arte, Cambridge, págs. 44-45).

Las artes y el patrocinio regio
Otrosí mandamos que si el nuestro cuerpo fuere y enterrado en Sevilla, que sea y dada la nuestra tabla que fecimos facer con las reliquias a Honra de Sancta María, e que la trayan en la procesión en las grandes fiestas de Sancta María, e las ponga sobre el altar, e los cuatro libros que llaman Espejo historial que mandó facer el rey Luis de Francia, e el paño rico que nos dio la reina de Inglaterra, nuestra hermana, que es para poner sobre el altar, e la casulla, e el almática, que son de patio hestoriado labrado muy ricamente, e una tabla grande hestoriada en que ha muchas imágenes de marfil, fechos e hestorias de fechos de Sancta María que la ponga cada sábado sobre el altar de Sancta María a la misa. E mandamos otrosí, que las dos Biblias et tres libros de letra gruesa, cobiertas de piata, e la otra en tres libros hestoriada que nos dio el rey Luis de Francia, e la nuestra tabla con las reliquias, e las coronas con las piedras, e con los camafeos, e sortijas, e otras cosas nobles que pertenecen al rey, que lo haya todo aquel que con derecho por nos heredare el nuestro señorío mayor de Castilla y León.
(Testamento de Alfonso X el Sabio otorgado en Sevilla el 21 de enero de 1284)

Valoración de la obra de Giotto
... Y fue de tan excelso ingenio que con el punzón y los pinceles, reprodujo tan exactamente las cosas de la naturaleza, que su obra no parece imitación, sino la naturaleza misma; y a tanto llegó su arte que muchas veces los hombres se equivocaron, estimando por real lo que era artificio de la pintura.
(BOCCACCIO, Decamerón, h. 1350).

Cambió de griego en latino el arte de pintar, para hacerlo moderno, y alcanzó el arte más acabado que jamás logrará nadie.
(C. -CENNINI, Libro dell'arte, h. 1390).

Hará el pintor obra de poca excelencia si imita la pintura de otros, pero si aprende de las cosas naturales, dará buen fruto... Tras esto llegó Giotto el florentino, quien, no contentándose con imitar la obra de Cimabue, su maestro, y habiendo nacido en solitarios montes, empezó a dibujar.. Y después de mucho estudio no sólo superó a los maestros de su época, sino a todos los de no pocos siglos anteriores.
(L. DA VINCI, Códice Atlántico, h. 1500).

Llegó a ser tan buen imitador de la naturaleza que desterró la ruda manera bizantina y resucitó el moderno y buen arte de la pintura, introduciendo el retratar exactamente del natural a personas vivas, lo cual hacía más de doscientos años que no se estilaba...
(G.VASARI, Le Vite, 1568).

Comenzó el arte de la pintura a superarse en un villorrio cercano a Florencia llamado Vespignano. Allí nació un muchacho de Precoz ingenio que dibujaba las ovejas del natural Un día que pasaba Cimabue por allí, camino de Bolonia, vio al muchacho dibujando las ovejas, y admirando lo bien que lo hacía, especialmente a su corta edad, preguntó al chico cómo se llamaba. Éste contestó.- me llaman Giotto, el nombre de mi padre es Bondone y vivo en aquella casa. Cimabue fue con el niño a hablar con el padre que era de buen natural, y le pidió la criatura. El padre de Giotto le confió el muchacho a Cimabue cuando éste todavía pintaba a la manera bizantina, en cuyo estilo había conseguido su grandísima fama. Pero Giotto abandonó la rudeza de los bizantinos. Y, pintó obras egregias, especialmente en Florencia.
(L. GHIBERTI, Commentarii, h. 1450).

El italiano Vasari, contaba de cuando estuvo en Nápoles el pintor italiano Giotto:
Las obras de Giotto mucho gustaron a este rey, de quien fue tan amado que muchas veces, mientras trabajaba, Giotto tuvo la compañía del rey en persona, que gustaba de verlo trabajar y oirlo hablar. Y Giotto, que siempre tenía bromas en la punta de la lengua y alguna observación aguda a punto, le divertía con su mano, pintando, y con su agradable conversación. Por ello, cuando el rey le dijo un día que deseaba convertirlo en el primer hombre de Nápoles, Giotto respondió: “Y por esto vivo en la Porta Reale, para ser el primero de Nápoles” Otra vez, cuando el rey le dijo: “Giotto, si yo fuera vos, ahora que hace calor, dejaría la pintura un rato”, respondió: "Yo también, si fuera vos"

Juicio Universal de Giotto (Capilla Scrovegni).
Representa el Juicio Universal según la tradición que recoge, en parte, la narración de los Evangelios y del Apocalipsis:
Pero luego, en seguida, después de la tribulación de aquellos días, se oscurecerá el sol, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y, las columnas del cielo se conmoverán. Entonces aparecerá el estandarte del Hijo del hombre en el cielo, y se lamentarán todas las tribus de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y majestad. Y enviará sus ángeles con poderosa trompeta y reunirán de los cuatro vientos a los elegidos, desde un extremo del cielo hasta el otro. (Evangelio de San Mateo, 24, 29-3 l).
Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria y todos los ángeles con Él, se sentará sobre su trono de gloria, y se reunirán en su presencia todas las gentes, y separará a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los que están a su derecha: Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, peregriné y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, preso y vinisteis a verme. Y le responderán los justos.- Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber?. ¿Cuándo te vimos peregrino y te acogimos, desnudo y te vestimos?. ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y vinimos a ti? Y el Rey les dirá: En verdad os digo, que cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis.
Y dirá a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y para sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber. Fui peregrino y no me alojasteis,- estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. Ellos responderán diciendo.- Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o peregrino, o enfermo, o en prisión y no te socorrimos? Él les contestará diciendo.- En verdad os digo, que cuando dejasteis de hacer eso con uno de estos pequeñuelos, conmigo no lo hicisteis. E irán al suplicio eterno, y los justos a la vida eterna. (Evangelio de San Mateo, 25, 31-46).
Al instante, en espíritu, vi un trono que estaba colocado en medio del cielo, y sobre el trono, uno sentado. Y el que estaba sentado me parecía semejante a la piedra de jaspe y al sardónico, y el arco iris que rodeaba el trono era semejante a una esmeralda . (Apocalipsis, 4, 2-4).
Y el diablo, que los extraviaba, será arrojado en el estanque de fuego y azufre, y donde están también la bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
Y vi un trono alto y brillante, y al que en él se sentaba, de cuya presencia huyeron el cielo y la tierra, y no dejaron rastro de sí. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante del trono, y fueron abiertos los libros, y fue abierto otro libro, que es el libro de la vida. Y fueron juzgados los muertos, según sus obras, según las obras que estaban escritas en los libros. Y entregó la mar los muertos que tenía en su seno, y asimismo la muerte y el infierno entregaron los que tenían, y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte, y el infierno fueron arrojados al estanque de fuego,- ésta es la segunda muerte, el estanque de fuego. Y todo el que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue arrojado en el estanque de fuego. (Apocalipsis, 20, 10-15).

Jan Van Eyck y la pintura flamenca
El hábil pintor de quien me ocupo fue uno de los observadores más atentos, hasta el punto de que parece haberse propuesto desmentir la afirmación de Plinio de que un pintor que acomete la representación de un número crecido de personajes hace siempre algunos parecidos, dado que es imposible igualar a la naturaleza, la cual de entre mil rostros no hace dos que sean iguales. En el Políptico de San Bavón de Gante, de Jan Van Eyck, hay trescientas treinta figuras y ninguna se parece a otra. Las cabezas, además, denotan las expresiones más diversas: el fervor divino, el amor, la fe. En la de la Virgen sus labios parecen pronunciar las palabras del libro que lee. El paisaje, por otra parte, muestra muchos árboles exóticos, pudiéndose además determinar la naturaleza de cada planta y de una vegetación extraordinariamente bella. Podrían contarse los cabellos de los personajes, las crines de los caballos, todo ello pintado con tal delicadeza que desconcierta y deja atónitos a los artistas que contemplan la obra.
Numerosos príncipes, emperadores y reyes han visto esta obra con gran admiración. El rey Felipe, trigesimosexto conde de Flandes, deseaba vivamente poseer esta pintura, pero no queriendo privar a la ciudad de Gante de ella encargó una copia a Michel Coxcie, pintor de Matinas que hacía este trabajo con mucho talento.
(CAREL VAN MANDER El libro de la pintura, I, 1, Harlem, 1604)

El Bosco y lo monstruoso
"Bosco nunca pintó cosa fuera del natural en su vida, si no fuese en materia de infierno o purgatorio; sus Invenciones estribaron en buscar cosas rarísimas, pero naturales: de manera que puede ser regla universal que cualquier pintura, aunque firmada del Bosco, en que hubiera monstruosidad alguna o cosa que pase los límites de la naturaleza, que es adulterada y fingida, si no es, como digo, que la pintura contenga en sí el infierno o materia de él."
(FELIPE DE GUEVARA: Carta a Felipe II, 1563).
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