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ARTE ROMÁNICO

TEXTOS

François Villon, a finales de la Edad Media, escribe en boca de su madre:

"Soy una mujer, vieja y pobre, ignorante de todo; no sé leer. En la iglesia de mi pueblo me mostraban un paraiso pintado, con arpas, y un infierno donde hierven las almas de los condenados. El uno me alegra, me asusta el otro."

APOCALIPSIS

Al instante caí en éxtasis.  Vi que un trono estaba erigido en el cielo, y Uno sentado en el trono.  El que estaba sentado era de aspecto semejante al jaspe y a la cornalina; y un arco iris alrededor del trono de aspecto semejante a la esmeralda.  Vi veinticuatro tronos alrededor del trono, y sentados en los tronos, a 24 ancianos con vestiduras blancas y coronas de oro sobre sus cabezas.  Del trono salen relámpagos y fragos y truenos, delante del trono arden siete antorchas de fuego que son los siete Espíritus de Dios.  Delante del trono como un mar transparente semejante al cristal. En medio del trono y en torno del trono cuatro vivientes llenos de ojos por delante y por detrás. El primer viviente como un León; el segundo Viviente como un novillo, el tercer  viviente tiene el rostro como de hombre, el cuarto viviente es como un águila en vuelo...
Y ví también en la mano derecha del que está sentado en el trono un libro escrito por el anverso y el reverso, sellado con siete sellos... ( Apocalipisis, 4, 1-8: 5. 1 -1 l)

Lucas es el toro, porque inicia su libro hablando del sacerdote Zacarías y ha tratado más ampliamente que los otros evangelistas la Pasión.  Porque el toro es el animal más apropiado para los sacrificios de los sacerdotes, por eso también se le compara con él, a causa del par de cuernos, ya que su evangelio contiene los dos testamentos; el toro de cuatro pezuñas en las patas, simboliza, pues alude a ellas, las sentencias de los cuatro evangelistas.  El toro es la figura de Cristo que fue inmolado por nosotros y se le coloca a la izquierda, porque la muerte de Cristo fue triste para los apóstoles.

Juan es la figura del águila, porque su vuelo se remonta a las regiones más elevadas, cuando dice: "En principio era el Verbo", esto significa también al Cristo, pues la juventud se renueva como la del águila, porque resucitó de entre los muertos y entró en el cielo.  Aquí el águila no está representada junto al trono de Dios, pero sí debajo de él, porque es la Figura de la proclamación de que el Verbo es Dios (... ).

Estos ancianos representan la Antigua y Nueva Ley, que anuncian la Trinidad por los cuatro puntos del mundo y son veinticuatro a causa de las buenas obras y de las observancias del Evangelio.  Cuando llevan lámparas en sus manos, representan los dones del Espíritu Santo, si tienen bajo sus pies un mar transparente, simbolizan la Figura del bautismo.

(Guillermo DURANDO, Fuentes y documentos para la Historia del Arte, pág. 217).

manzanas...........................................tentación, el mal.
árbol (de la vida)...............................el bien y el mal.
cordero...............................................inocencia.
león.....................................................custodio de la sagrado.
ciervo y pavo real..............................Cristo
perro...................................................fidelidad, custodio de la casa, de lo humano.
aves encerradas...............................almas condenadas.

animales fantásticos (origen oriental, pagano).

- Sirenas (mujer - pez o mujer - ave).....................................................voluptuosidad engañosa y mortal.
- arpías (sirena + cola de serpiente).....................................................        "                  "
- esfinges (cuerpo de león, alas de águila, cabeza de mujer)...........guardianes de lo sagrado (Egipto)
- grifos (león + águila (animales - rey)).................................................custodio potente.
- centauros (hombre + caballo (Sagitario))..........................................brutales, ávidos de vino y mujeres.
- quimera (cuerpo de cabra, cola de dragón, cabeza de león)

FUNCIÓN  SIGNIFICADO Y SÍMBOLO

La iglesia románica, casa de Dios en la tierra, debía de reflejar el orden universal que emanaba de la divinidad... su estructura debía de ir más allá de las necesidades puramente constructivas mediante la observancia de determinadas leyes simbólicas.

Simbólicamente el espacio - camino que separa la portada de cabecera presenta tres ámbitos: el terrenal, el de transición y el divino.  El terrenal se corresponde con la nave longitudinal y viene definido por el ritmo de arcuaciones de medio punto que, a modo de gigantescas olas, va empujando al riel hacia el ábside.  Esta zona, común a todos los cristianos, es propiamente el cuerpo de la iglesia, de la que cada cristiano es un miembro.

La nave longitudinal queda interrumpida por la cúpula, se levanta en el espacio de transición: el crucero.  Si los tramos cuadrados de la nave principal simbolizan la Tierra y las formas circulares de] ábside son reflejo de lo divino, la cúpula de] crucero, que, en tanto que elemento arquitectónico, participa de las dos formas geométricas (estructura semiesférica apoyada sobre una planta cuadrada), une simbólicamente dos mundos en él, el terrestre y el divino...

La concavidad del ábside, como imagen del espacio divino, es el núcleo de densificación de todas las líneas de fuerza de la iglesia, tanto estructurales como simbólicas; es el límite del espacio camino.

(Joan SUREDA, Historia del Arte, págs. 97 y 98).

Simbolismo de los elementos estructurales o tectónicos

Abarca incluso al material que se emplea en la construcción:

"Esta casa está colocada sobre unos cimientos de piedra y la iglesia está apoyada sobre la segura roca de Cristo.  La una se levanta hacia lo alto entre cuatro paredes, mientras que la iglesia crece en virtud por medio de los cuatro Evangelios.  Esta casa está construida con sólidas piedras, la Iglesia aúna la fuerza de aquéllas en su fe y en sus obras.  Las piedras se mantienen unidas con mortero y los fieles se unen con el lazo del amor (Cap.  CXXIX.  De Gemma, Honorius Aug.)

Elementos sustentantes.  Uno de los rasgos de la arquitectura románica es el predominio del muro sobre el vano; ambos elementos van a ser objeto de comentario por los autores mencionados:

Los muros de piedra y mortero son las comunidades religiosas, fuertes en la fe y en las obras, unidas por el vínculo de la caridad, apoyando a los débiles con sus oraciones, con las cuales, como si de piedras preciosas se tratara, están construidos todos tus muros, Jerusalén. (Texto de Tobías, 13,17). ...Por consiguiente, como los hombres en las comunidades religiosas, así son las piedras en las cuatro paredes, cuatro como las partes que constituyen el mundo, como los cuatro sabios y como las cuatro virtudes básicas,- todas las piedras son pulidas y cuadradas, preciosas y adornadas con gemmas, es decir, limpias y firmes, ornadas con sus virtudes y colocadas por la mano del Sumo Artífice, piedras que brillan más cuanto más caridad atesoran (Sicardo de Cremona, Mitrale).

Las ventanas serán tratadas con este simbolismo por ambos escritores:

Honorio señala:

Las transparentes ventanas que alejan la tempestad y dejan penetrar la luz, son los doctores que resisten la tormenta de las herejías y desparraman la luz de las enseñanzas de la Iglesia.  El cristal de las ventanas a través del cual pasan los rayos de luz es el pensamiento de los doctores, que ven misteriosamente las cosas divinas como a través de un cristal. (Cap.  CXXX).

Continúa con el mismo simbolismo Sicardo de Cremona:

El cristal de las ventanas, a través del cual nos llegan los rayos del sol, es la mente de los doctores que contemplan misteriosamente las cosas divinas como en un espejo y gracias a la cual el verdadero Sol penetra en nosotros enigmáticamente, como a través de un espejo,- y en cuanto a que las ventanas algunas veces se construyen oblicuas, es decir, se hagan más anchas en el interior, cosa que inventó Salomón, se debe a que simbolizan al doctor que ve, como en un recuerdo, el resplandor de la contemplación suprema, siente dilatarse su corazón y se dispone a captar con hábil inspiración las verdades mayores.  Así, las ventanas que, cerradas, alejan la tempestad, abiertas, son los cinco sentidos del cuerpo, que constituyen, en síntesis, las puertas de la vida .... (Mitrale).

Las columnas fueron objeto del siguiente comentario por Honorius:

Las columnas que sostienen la casa son los obispos, sobre los que se apoya la estructura de la iglesia, merced a la rectitud de su vida.  Las vigas que mantienen unida la construcción son los príncipes de este mundo que proporcionan a la Iglesia su protección. (Cap.  CXXXI.  De Gemma animae).

Sicardo completa el pensamiento de Honorius:

Las bases de las columnas son los varones apostólicos que soportan el edificio universal de la Iglesia.  Los capiteles de las columnas son las mentes de los obispos, porque de la misma manera que los miembros se rigen por la cabeza, así también nuestras palabras y obras se rigen por la mente.  Los capiteles son también las palabras de la Sagrada Escritura, a cuya meditación y observancia estamos sometidos (Sicardo de Cremona).

Elementos sostenidos. 

En el románico predomina la forma circular en los elementos sostenidos. Así como el cuadrado simboliza la superficie de la Tierra, recortada por el horizonte y marcada por los cuatro puntos cardinales, el círculo simboliza la bóveda celeste.  En Frómista aparece en su figuración tanto la cúpula en el crucero como la dimidiada en los cuartos de esfera de los tres ábsides y, con gran desarrollo, la bóveda de cañón que cubre el resto del templo.

En la cúpula, los círculos concéntricos de las estrellas se reemplazan por las piedras lisas en disposición aparentemente giratoria por su perfecto ensamblamiento.  Un orificio central con forma de linterna deja penetrar la luz simbolizando el punto central reservado en las cosmografías antiguas a la estrella polar.  Es más, este simbolismo celeste, cristiano, de la cúpula, en San Martín de Frómista viene confirmado por la presencia de los cuatro evangelistas que parecen sostenerla.
Otra interpretación de Sicardo a la cubierta:

El entramado de la cubierta, que mantiene unida la construcción, son los príncipes y predicadores de este mundo, quienes, con sus palabras y obras, fortifican la unidad de la Iglesia, exterminando a herejes y reprimiendo los cismas.

La cubierta exterior también fue objeto de atención:

Las tejas, que impiden el paso de la lluvia al templo, son los soldados, que protegen a la Iglesia de paganos y enemigos,- caen encima de las vagas, se apoyan sobre ellas, por tanto se apoyan sobre los predicadores y les obedecen porque gracias a "ellos se elevan hacia lo alto (Sicardo).

Como es lógico, la puerta tiene este simbolismo para Sicardo:

La puerta de la iglesia es Cristo, ya que "Yo soy la puerta, el que entra por mí será salvo"  (Juan 10, 9)... Las hojas de la puerta... son los apóstoles, merced a cuya predicación somos conducidos a la fe y por la fe a la santidad ..

Tampoco se olvidaron de las torres:

Las torres, en las que, balanceándose, suenan las campanas, son las dos Leyes, por medio de las cuales los predicadores anuncian el reino de Dios, como suspendidos desde las alturas celestiales sobre las cosas terrenas.  El badajo de hierro, capaz de dominar todas las casas, es la lengua de aquellos, que supera todos las adversidades.  La atadura que lo liga es la moderación que atempera su lengua.  La cuerda con la que se tocan las campanas es la Sagrada Escritura, compuesta de múltiples sentencias que los predicadores manejan cuando predican. (Honorius Augustodunensis, cap. CXLIII),

Incluso las escaleras de caracol que dan acceso a las torres de la fachada tuvieron su intención:

Las escaleras de caracol, cuyo modelo se toma del templo de Salomón, son caminos secretamente intercalados en el muro, con ayuda de los cuales accedemos a los conocimientos ocultos de uno en uno, y que sólo conocen los que caminan hacia lo celestial, y ni siquiera éstos plenamente...+ (Sicardo de Cremona).

Finalmente, el claustro prefigura el paraíso, de igual modo que el monasterio es el Edén, lugar más seguro del paraíso.  En aquel lugar se halla la fuente del placer, en el monasterio la fuente bautismal,- en el paraíso está el árbol de la vida y en el monasterio el Cuerpo del Señor.  Lo cerrado del claustro nos evoca la imagen del cielo, en el que los justos son separados de los pecadores, así los que profesan la vida religiosa son alejados de los seglares en el claustro.  El monasterio prefigura el paraíso celestial.  La fuente y el árbol de la vida son signos de Cristo que es fuente de vida y alimento de los santos, eternamente vivo.

En el monasterio dos coros cantan alabanzas a Dios con dulce armonía por los siglos de los siglos.  La grandeza de ánimo y espíritu de los que conversan en el claustro es una sola en la religión y poseen todas las cosas en la comunidad,- así, en la suprema patria, todos los elegidos tendrán un solo espíritu en el amor y todos poseerán las cosas conjuntamente (..) en el claustro cada uno tiene un lugar de acuerdo con un orden y en el paraíso cada uno recibirá su morada según sus méritos (Cap.  CXLIX).

Otra fuente de primer orden nos viene dada por Sicardo, obispo de Cremona, que vivió entre 1160 y 1215.  Partiendo de los textos de Honorius, ya citado, y de textos sagrados, escribe una obra, Mitrale, donde profundiza y amplía el simbolismo místico y teológico de las partes del templo y las dependencias monásticas":

La diversidad de dependencias y de oficios en el claustro corresponde a las varias mansiones con diferentes premios en el reino, es decir, que representa el paraíso o Edén.  De igual manera que allí hay árboles frutales, uno de los cuales es el árbol de la vida, otro el árbol de la ciencia, del bien y del mal, cuyo fruto conduce a la muerte eterna, así en el claustro se hallan los libros de las Sagradas Escrituras, que son para algunos perfume de vida en la vida y para otros, aroma de muerte en la muerte... Moralmente, el claustro es también la contemplación del alma, donde ésta se recoge, se aleja de la confusión de pensamientos carnales y únicamente se entrega a la meditación de los temas celestiales.

Así como el templo representa a la Iglesia triunfante, el claustro simboliza el paraíso celestial, donde el corazón es uno, e igual ocurre en el amor de Dios y en la Voluntad..

En el claustro hay cuatro lados: el desprecio de sí mismo, el desprecio del mundo, el amor al prójimo y el amor a Dios.  Cada uno de sus lados tiene una hilera de columnas, ya que el desprecio de sí mismo tiene como consecuencia la humillación de la mente, la aflicción de la carne, la humildad en la palabra y cosas semejantes.  La basa de todas las columnas es la paciencia.  En el claustro, las diversas dependencias representan diferentes virtudes, el hospital es la compasión del alma... El capítulo es el secreto del corazón, el refectorio es el placer de la santa meditación, la despensa, la Santa, Escritura, el dormitorio, la conciencia limpia, el oratorio, la vida inmaculada, el huerto de árboles y plantas es el conjunto de las virtudes, el pozo de aguas vivas es el riego de los dones que mitigan la sed y la extinguirán completamente en el futuro.

Estos textos, escritos en una época coetánea a la fundación del monasterio de Silos, o inmediatamente después, nos indican que, en efecto, la obra de arte debe ser contemplada por encima de una simple lectura técnica o formal.  Ese significado era entendido y comprendido, sin explicitarlo conscientemente, por los hábitos sociales y culturales de la época.  Los textos descritos y el conocimiento de la época, propios de una mentalidad teocrática y donde el fin es la salvación, nos ayudarán a comprender el claustro en su entero significado.

Escrito hacia 1040:

Transcurrido el año milésimo y cerca de tres más, aconteció en casi todo el universo mundo, pero especialmente en Italia y las Galias, renovarse las basílicas eclesiásticas, pues aunque muchas, decorosamente acomodadas, no lo necesitasen, sin embargo, cada comunidad cristiana rivalizaba en mejorar la suya con respecto a las otras.  Era como si el mundo, sacudiéndose a sí mismo y despojado de vejeces, se impusiera la vestidura cándida de sus iglesias, catedrales, monasterios y ermitas trocaron por otras mejores sus fieles.

(Radulfo GLABER. Historia).

Documento de Donación de bienes al Maestro Esteban (1.101):

En el nombre de Cristo.  Pedro, obispo de la iglesia de Pamplona, junto con el convento de canónigos y de monjes súbditos míos, eterna salud a ti, Esteban, artesano y a tu mujer, hijos e hijas.  Por nada obligado, ni tampoco impedido, ni inducido, siendo favorable nuestro señor el rey Pedro ( .. ), mandé hacer y extender para ti una carta de donación sobre unas casas que te había mostrado en Pamplona, y también sobre unas viñas.  Igualmente te doy un horno que has de hacer en ellas.  Todas estas cosas te doy para que las tengas y poseas durante tu vida, y después de tu muerte las dejes a quien tú y tu mujer queráis. También te doy sesenta medidas de trigo, vino y cebada para que los agricultores que trabajen durante tu vida aquellas tierras o entreguen a tu casa cada año, por el buen servicio.

Santiago.

En el Liber Sancti Jacobi, Codex Calistinus (ca. 1145-1160) podemos leer:

La iglesia tiene nueve naves en la parte inferior y seis en la superior, y una capilla, la mayor, en la que está el altar del Santo Salvador y un deambulatorio y un cuerpo y dos miembros y otras ocho capillas pequeñas, en cada una de las cuales hay un único altar.  Y de aquellas nueve naves decimos que seis son pequeñas y tres grandes.  La primera, nave principal, va desde la puerta de occidente hasta los cuatro pilares del medio, que sostienen toda la iglesia, teniendo una pequeña nave a su derecha y otra a su izquierda.

Por su parte, están las otras dos grandes naves en los dos brazos, de las que la primera se extiende desde la puerta Francígena hasta los cuatro pilares de la cruz de la iglesia y la segunda desde estos pilares hasta la puerta meridional.

En el deambulatorio de la iglesia hay ocho columnas aisladas alrededor del altar de Santiago.  Las seis naves menores que hay en la tribuna de la iglesia, son de la misma longitud y anchura que las otras navecillas que están debajo.

En fin, en esta iglesia no se encuentra ninguna fisura, ni falta: se ha hecho admirablemente, grande, espaciosa, clara, de medidas convenientes, proporcionada en anchura, longitud y altura, de admirable e inexpresable construcción, está edificada en dos pisos, como un palacio real. En efecto, quien va arriba por las naves de la tribuna, si sube triste, vista la belleza perfecta del templo, se alegra y exulta.

EVANGELIOS Y HECHOS.

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar.  De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban.  Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos,- quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse ... 
Hechos de los Apóstoles, 2 (1-5).

Tomaron, pues, a Jesús, y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota, y allí le crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio... Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás y María Magdalena.  Jesús viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo.  Luego dice al discípulo: ahí tienes a tu madre.  Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.+ Evangelio según San Juan, 19 (17-27).

Jesús resucitó en la madrugada el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios.  Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos.+ Evangelio según San Marcos, 16 (9-1 l).

Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo.  Y sucedió que mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.  Ellos después de postrarse ante él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.Evangelio según San Lucas,24 (50-53).

"Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: hemos visto al Señor. Pero él les contestó: si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi mano en su costado no creeré. Ocho días después estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: la paz con vosotros. Luego dice a Tomás: acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente..." Evangelio según San Juan,20 (24-27).

Los canteros habían ido llegando a lo largo de los últimos días.  Otto Blackface, el maestro cantero, había llevado consigo a sus dos hijos, ambos canteros, cuatro nietos, todos ellos aprendices, y dos peones, uno primo suyo y el otro, cuñado.  Semejante nepotismo era normal y Tom no tenía nada que objetar. Por lo general un grupo familiar formaba un excelente equipo.  Pero aún no había ningún artesano trabajando en Kingsbridge, en el propio enclave, salvo Tom, y el carpintero del priorato.  Era una buena idea almacenar algunos materiales.  Pero muy pronto, Tom habría de contratar a la gente que constituía el espinazo del equipo constructor, a los albañiles.  Eran los hombres que ponían una piedra sobre otra y hacían que los muros se elevaran.  En cuanto a él, como maestro constructor de todo el proyecto, confiaba en recibir un salario y beneficios que serían la envidia de muchos pequeños nobles rurales.

KEN FOLLET: Los pilares de la tierra.  Plaza & Janés. 1997 págs. 410-411.

El concepto de artista no existía en sentido estricto, en aquel período: se distinguía entre el artifex theoricus, o individuo que hablaba, entendía e incluso proyectaba las manifestaciones artísticas, y el artifex practicus, en su caso, el pictor o el magister operis, que era quien actuaba con arte, materializando la obra...
Los criterios de autoría y la exigencia de originalidad que se afianzaron en el Renacimiento no existían en los siglos del Románico; los patronos no exigían al arquitecto, escultor o Vidriero obras únicas, sino obras bien hechas, que obedeciesen a las reglas de lo bello, a las de la geometría o a las de la matemática.  Y, en ese bien hacer, el artista hallaba su recompensa, y de ello procedía su reconocimiento."

SUREDA, J.: Historia Universal del Arte.  Planeta IV.  Pág. 28

"Terminado el aprendizaje, el compañero solicitaba el ingreso al igual que en las gildes... El neófito recibía un signo que debía de reproducir en todas sus obras y era su marca de honor.  El hermano que le había propuesto se encargaba especialmente de su dirección.  En un día determinado se presentaba el aspirante en el lugar que se reunía el cuerpo del oficio. (Al neófito) se le obligaba a adoptar aspecto de mendigo (... ), se le desnuda el pecho y el pie izquierdo y con una venda en los ojos llamaba con tres golpes a la puerta del salón de la Logia.  Luego daba tres vueltas alrededor del salón, ponía los pies en ángulo recto y daba tres pasos hasta acercarse al maestro, en cuya mesa se hallaba colocado el libro de los Evangelios, la escuadra y el compás.  El candidato extendía la mano derecha y juraba fidelidad a las leyes de la cofradía...

FERRER BENIMELI, J.A.: Antecedentes histórico sociales del oficio de cantero y de la industria de la piedra.  Actas Coloquio Internacional de Gliptografía.  Zaragoza 1982.  Págs. 19-20.

Pórtico de la Gloria

El Maestro Mateo, en el último tercio del siglo XII, en pleno apogeo del Camino de peregrinación, derriba la portada occidental primitiva para hacer un pórtico monumental que delata ya un cambio estético, previo a lo que habría de ocurrir en el período gótico.

Para realizar su proyecto debe prolongar los pies de la Catedral algunos metros, y salvar el desnivel existente construyendo la famosa Cripta, que sirve además de basamento a la portada.

El Pórtico se articula alrededor de tres grandes arcos:

El central está dividido por un parteluz o mainel en el que se representa el Árbol de Jessé (supuesto árbol genealógico del Mesías), sobre el que aparece Santiago acogiendo bondadoso al peregrino.

En el Tímpano aparece Cristo Juez con los brazos abiertos, mostrando así las llagas, y rodeado de los Evangelistas.  El remate, identificado con la Jerusalén Celeste, engloba las imágenes de los elegidos, ángeles y bienaventurados en las arquivoltas, y los veinticuatro ancianos afinando los instrumentos.

Los arcos laterales carecen de tímpano, y en ellos se identifica a Adán y Eva y el cautiverio de las tribus de Israel, y en el de la izquierda el Juicio Final.

Por último, tanto en las pilastras que separan los arcos como en los arcos exteriores se utilizan estatuas-columnas en las que se representan diversos personajes, más concretamente, profetas a la izquierda y apóstoles a la derecha.

Finalmente en la parte inferior del parteluz, de espaldas al Pórtico y de frente al altar de la Catedral se representa a un personaje arrodillado que se golpea el pecho en actitud penitente, y que no es otro que el propio Maestro Esteban que pide perdón por su obra.

El Pórtico resulta en conjunto una obra excepcional.  Toda la composición no sólo es de una talla renovadora y de unas calidades únicas, sino que además se adelanta a su tiempo en la configuración de un nuevo estilo.

A destacar su novedoso naturalismo, acentuado por su cromatismo, y sobre todo la liberalización de las esculturas, que a partir de aquí empiezan a desembarazarse de la vinculación al marco arquitectónico tan característica del románico.

En este caso las figuras se mueven en diversos gestos y posturas; conversan entre sí; y se van desajustando de las columnas a las que se adosan.  El tratamiento anatómico es además mucho más realista, y el trabajo de los pliegues enormemente dinámicos, con caídas elegantes y muy naturales.  El volumen es mayor, y ello añadido a la sonrisa sempiterna que alegra todos los rostros, está cargando ya la escultura de un tono humano y más sensible que será característico de la nueva estética de la escultura gótica.