04.- LA ESCULTURA ROMANA: El retrato y el relieve histórico

ALTAR DE DOMICIO AENOBARBO

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LA SUOVETAURILIA

Los sacrificios de animales eran frecuentes en la antigua Roma

Uno de ellos, la SUOVETAURILIA consistía en sacrificar un cerdo, un cordero y un ternero que se ofrecían a Marte y servían para purificar la tierra. Tras el sacrificio, si los AUGURIOS eran malos, se repetía el sacrificio o parte de él.

Catón nos cuenta el ritual, que comenzaba con un paseo de los animales por el terreno que se iba a purificar:

"Te ordeno, pasear esta triste víctima alrededor de mi dominio y de mi tierra, para que con la ayuda de los dioses el éxito corone mis empresas".

A continuación se efectuaba el sacrificio y se efectuaba la siguiente oración a Marte:

"Padre Marte, te suplico que seas benevolente y propicio para mí, mi familia y nuestra casa; con esta intención he hecho pasear a tres víctimas alrededor de mi campo, para que tú apartes las enfermedades, la esterilidad y la destrucción, las calamidades y las inclemencias del tiempo; que permitas que mis cosechas y mis trigos, mis viñas y mis plantaciones florezcan y lleguen a la sazón; que guardes a mis pastores y rebaños y que des salud y fortaleza a mí, a mi casa y a mi familia; con esta intención, para purificar y hacer un sacrificio expiatorio en favor de mi heredad, dígnate aceptar la inmolación de estas tres víctimas lactantes.."

También era imprescindible realizar uno de estos sacrificios antes y después de una campaña militar:

La obra más antigua que se conoce del género histórico, puramente romano, son los relieves que se han identificado como de un friso que adornaba el altar levantado por Domicio Ahenobarbo en conmemoración de su Victoria de Brindisi. Estos relieves, descubiertos ya desde muy antiguo, habían sido vendidos en Roma y dispersados; unos están en el Museo de Munich y otros en el del Louvre.

Los fragmentos de Munich representan un cortejo de nereidas y tritones que acompañan el carro de Venus y Neptuno, y están ejecutados en un estilo tan genuinamente griego, que en las historias del arte se acostumbraban citar, no como romanos, sino como modelos de la última orientación del arte helenístico alejandrino.

En la parte anterior del altar, que es la del Museo del Louvre, el friso representa por primera vez una escena que será luego mil veces repetida por el arte romano: el sacrificio ritual de acción de gracias con que un jefe militar debía terminar siempre una campaña. El propio Domicio está representado vestido con la toga del sacriticador a un lado del ara, adonde le llevan las víctimas varios auxiliares, como él coronados de laurel.

Más allá, los veteranos se despiden de su general visiblemente emocionados; uno esconde el rostro mientras se apoya en el caballo. Toda esta parte del friso tiene, pues, un carácter perfectamente histórico; representa un hecho determinado; debe de ser casi de actualidad, y, sin embargo, se pone a continuación de los relieves de Munich, donde las nereidas y tritones no sirven más que para proporcionar, con el lenguaje siempre alegórico preferido del arte griego, una alusión mitológica de la campaña naval de Domicio Ahenobarbo.

En la parte genuinamente romana del friso, o sea la del sacrificio, todos los detalles están evidentemente copiados de la realidad; la cabeza de Domicio debe de ser un retrato, como también acaso las de algunos de sus acompañantes. Las tres víctimas conducidas al sacrificio, el cerdo, el carnero y el toro, señaladas por el ritual romano, están en orden inverso en el ara de Domicio Ahenobarbo, porque la ceremonia era para celebrar el término de la acción guerrera. Pero, en cambio, para abrir una campaña su orden debía de ser litúrgicamente contrario.

Así puede verse en los relieves que decoraban también con estas tres víctimas la columna Trajana, en frisos de arcos triunfales y en simples aras. El arte romano sintió una extraordinaria predilección por esta escena, la llamada SUOVETAURILIA, donde aparecen mezclados el sentimiento religioso del culto oficial del Estado y la glorificación de los triunfos de sus legiones.

 

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