02.- LA ESCULTURA GRIEGA DEL PERÍODO CLÁSICO

Del clasicismo tardío (S.IV a.c.) es este precioso relieve dedicado a Atenea Niké.

Concluido el templo del mismo nombre situado a la entrada de la Acrópolis, se añadió una balaustrada en la que se representaba en relieve a la diosa en distintas actitudes y escenas.

Esta es una de las más conocidas, atándose o desatándose la sandalia, siendo tal vez la de mayor de espontaneidad y frescura, y no solo por la naturalidad y lo anecdótico del gesto, sino también por el tratamiento tan libre del movimiento. Destaca además el perfecto juego de paños mojados, con un trabajo en los pliegues además muy sugerente por su variedad de contrastes y por la sutil delicadeza con la que potencia la sensualidad de algunas partes de su anatomía. Por otro lado, su composición curvada, cerrada sobre sí misma, pero al mismo tiempo abierta por las líneas de fuga de las rodillas, los brazos, los hombros y la cabeza, genera una disposición llena de dinamismo, que sorprende más en una postura tan estática como la que tiene en realidad.

Al respecto señala Ernest Gombrich: “Las figuras (de la balaustrada) han sido lastimosamente mutiladas; sin embargo una de ellas muestra cuánta belleza posee, aún incluso despedazada sin cabeza y sin manos. Representa a una muchacha, una de las diosas de la victoria, deteniéndose a abrocharse la sandalia que se ha soltado al andar. ¡Cuán deliciosamente ha sido captada esta momentánea detención, y cuán suave y airosamente caen las delgadas ropas sobre el hermoso cuerpo! Podemos observar en estas obras que el artista podía plasmar cuanto deseaba. Ya no tenía que forcejear con dificultad alguna al representar el movimiento o el escorzo. Tal vez le llevara a cierto envanecimiento esta facilidad y virtuosismo”.