ARTE GRIEGO

TEXTOS

El concepto de escala humana está íntimamente relacionado con la insistente preocupación por la estética que caracterizó a estos constructores, la cual los llevó a la valoración global del edificio como si de una escultura se tratase. El siguiente texto de Platón, extraído de Filebo, nos sirve para ilustrar hasta qué punto era importante para los griegos la creación de formas bellas:

"..El placer no es el primero ni el segundo de los bienes, sino que el primero de los bienes consiste en la mesura, en el justo medio, en lo conveniente, y todas las demás cualidades análogas a esas, que debemos considerar como dotadas de una naturaleza inmutable. (....) el segundo de los bienes es la proporción, lo hermoso, lo perfecto, lo que es por si mismo suficiente, y todo lo que pertenece a este género".

La arquitectura griega se caracterizó por una búsqueda incansable de la belleza mediante un proceso de investigación empírica, sin embargo, en este sentido, hemos de hacer una importante matización; para los griegos era importante la perfección del resultado, pero más importante aún fue la percepción del mismo como tal, es decir, la impresión, la sensación que generaba en el observador ese resultado. Aquí nos encontramos de nuevo con la fuerte influencia ejercida por el antropocentrismo: la arquitectura debe emocionar al ser humano y, para ello, no es suficiente con crear un edificio bello, sino que además, debe parecer bello, es decir, ser observado como tal por el ojo humano y producir una sensación placentera en el espectador.

Heliodoro (s. III a.C.), en su Tratado de Óptica, comentaba al respecto:

“El objetivo del arquitecto es dar a su obra una apariencia bien proporcionada y recurrir en lo posible a medios correctivos de ilusión óptica, con vistas a un equilibrio simulado de medidas y proporciones”.

Para explicar cuales eran las condiciones de vida de estas ciudades, recurrimos a la descripción que hace un contemporáneo de la ciudad de Atenas, que contaba en aquel momento con 200.000 habitantes de los que sólo 5.000 eran ciudadanos libres:

"...seca, mal abastecida de agua. Las calles no son más que miserables callejuelas viejas, las casas humildes con unas cuantas algo mejores entre ellas. Al extranjero que llega por primera vez a la ciudad le cuesta trabajo creer que esta sea la Atenas de la que tanto se ha oído hablar....”

Varios epígrafes de un contrato realizado en Eleusis, hacia el siglo IV:

"...Extraer (de las canteras) de Egina bloques de piedra blanda, regulares, de 4 pies de largo, 3 de ancho y 1,5 pies de grueso (alto); rebajarlos por todos los lados en ángulo recto, con superficie sin desbastar, y transportarlos a Eleusis en buen estado, sin desconchaduras, en número de 44.

.....Extraer bloques del Pentélico para las metopas, con una altura de 5 pies, un ancho de 5 pies menos un palmo y 3 palmos de grosor. Rebajarlos en todas sus caras en ángulo recto, dejando la superficie basta, de acuerdo con el croquis facilitado por el arquitecto, y entregarlos en buenas condiciones, blancos, sin vetas, en número de 15. Transportar los bloques desde el Pentélico hasta Eleusis, con una longitud de 5 pies, anchura de 5 pies menos un palmo, 3 palmos de grueso, y entregarlos en el santuario en buenas condiciones, sin desconchaduras, en número de 15.

....Tallar las 15 metopas de mármol pentélico; trabajarlas de igual forma que las que hay en el santuario, colocarlas, sujetarlas con uniones pulidas en todas sus caras; colocar también las que ya están talladas, sujetarlas con uniones apropiadas, empotrarlas, echar plomo fundido y efectuar el rebaje del calce superior."

"El templo griego se caracteriza por un defecto muy importante y por una supremacía indiscutible a través de toda la historia. El defecto consiste en la ignorancia del espacio interno; la gloria en la escala humana. (...)

Quien investigue arquitectónicamente el templo griego, buscando en primer lugar una concepción espacial tendrá que huir horrorizado señalándolo amenazadoramente como típico ejemplar de no‑arquitectura. Pero quien se acerque al Partenón y lo contemple como una gran escultura, quedará admirado como frente a pocas obras de genio humano.(...)

El espacio interno del templo griego no fue nunca pensado creadoramente porque no respondía a funciones e intereses sociales: más bien era un espacio sencilla y literalmente cerrado, y el espacio interior así encerrado es, justamente característico de la escultura. El templo griego no estaba concebido como la casa de los fieles, sino como la morada impenetrable de los dioses. Los ritos se desarrollaban en el exterior entorno al templos y toda la atención y el amor de los escultores-arquitectos fueron dedicados a embellecer el exterior.(...) La historia de la arquitectura de las acrópolis es esencialmente una historia urbanística, triunfa por la humanidad de sus dimensiones y proporciones y de su escala por las insuperadas joyas de gracia escultórica reposada y reposaste terminada en su abstracción olvidada de todo problema social autónoma en su fascinación contemplativa e impregnada de una dignidad espiritual nunca más alcanzada.

(...) en el templo griego el hombre camina tan sólo en el peristilo, es decir en la galería que va desde la columnata a la pared exterior de la cella."(págs. 54‑57)

El Partenón  es una obra  no arquitectónica, pero no por eso deja de ser una obra maestra del arte y, tratándose de la historia de la escultura, podemos afirmar que, a quien no le guste el Partenón no tiene sensibilidad artística y estética."(pág. 57)

"La civilización griega conoció pocas columnatas interiores pero allí donde existen responden a la necesidad constructiva de sostener las vigas de la cubierta, no a una concepción interior del espacio." (pág. 59) "Los griegos habían alcanzado la escala humana en una relación estética de proporción entre la columna y la estatura del hombre"(pág. 63)

BRUNO ZEVI.‑ "Saber ver la arquitectura" Ed. Poseidón, Barcelona ,1971 (4ª ed.) páginas citadas.

"¿Qué es lo que impresiona cuando al mirar una cosa sientes interés, atracción, desbordante placer? La opinión general, atreveríame a decir, es que la relación de las partes entre sí y de aquellas con el conjunto constituye la belleza sensible; es decir, que la belleza de las cosas que vemos, como la belleza de todo lo demás, se compone de simetría y proporción. Según este criterio, nada simple y desprovisto de partes puede ser bello."
(Plotino, s.III a.C.)

"El hombre es la medida de todas las cosas".
(Protágoras, s.V a.C.)

"El Estado era casi el único patrocinador de las artes monumentales. Dad la naturaleza de la polis clásica, no hay que entender por esto que lo fuesen ni gobernantes individuales, ni comisiones de peritos profesionales, sino la comunidad actuando a través de sus órganos corrientes, las asambleas, los consejos y los magistrados.

Los mismos hombres que fijaban los impuestos y las tasas y aprobaban los tratados de paz, disponían también la realización de las obras públicas, las vigilaban, conservaban y pagaban. El arte era algo que se producía al filo de la vida diaria, no una cosa aparte a la que se dedicaran ocasionales ratos de ocio o destinada al especial goce de ricos coleccionistas. El arte se hallaba a la vista de todos los templos, los teatros, los pórticos ("estoas"), los cementerios,..., no en los museos".
(M. I. Finley: "Los griegos de la Antigüedad". Pág. 156)

La belleza según Platón.

Platón (ca. 427-347), en su teoría de las Ideas, establece las bases de una concepción metafísica de la Belleza, al incluirla, junto con la Verdad, la Bondad y las demás Ideas esenciales, en el mundo de los principios divinos ( ). En cuanto a la Belleza, su resplandor deslumbraba entre todas aquellas visiones celestiales.
De tal modo resplandecía que, una vez en la tierra, aún la vemos brillar con nitidez, merced al más clarividente de nuestros sentidos.  Ciertamente la vista es la más penetrante de las facultades sensitivas del cuerpo ( ). En el estado en que nos encontramos sólo la belleza disfruta del privilegio de ser el objeto más visible y atrayente ( ). El hombre que ha sido recientemente iniciado o que durante mucho tiempo gozó de las contemplaciones celestes, cuando reconoce en un rostro hermoso una bella imagen de la divina belleza o, en un cuerpo, reminiscencias de esta misma belleza, comienza a estremecerse, sintiendo renacer en él algunas de aquellas mismas emociones que experimentó en pasados éxtasis

-Ningún hombre, de hecho, lo ignora.
-No ignora, ¿qué?
-Que privado de medida y de proporción, toda mezcla, sea cual sea, y de cualquier manera que esté compuesta, corrompe a sus componentes y se corrompe ella la primera, porque entonces ya no es una mezcla, no es más que una mezcolanza, una miseria para los seres en que se produce.
-Es verdad.
-Vemos, pues, que el poder del bien se ha refugiado en la naturaleza de lo bello, porque la medida y la proporción realizan en todas partes la belleza y la virtud ( ). Consideremos, pues, uno a uno estos tres caracteres, para juzgarlos en su relación con el placer y el intelecto, porque nos es necesario ver a cuál de los dos le asignaremos mayor parentesco con ellos.

Cléobis y Bitón

Los hermanos argivos Cléobis y Bitón fueron honrados con imponentes figuras del tipo Kouros en Delfos.  En cierta ocasión en que su madre estaba impaciente, por asistir a una fiesta en honor de la diosa Hera, y los bueyes que tenían que llevar el carro tardaban en llegar al campo, Cléobis y Bitón se uncieron ellos mismos al carro y lo arrastraron por los ardientes caminos hasta el santuario.  Este acto supremo de piedad y fortaleza les ganó la admiración y el respeto de todos los presentes, y movió a su madre, llena de orgullo y gratitud, a rogar a Hera que se concediera a sus hijos el mayor favor que se pudiera otor­gar a los hombres.  Poco después los hermanos se echaron en el santuario a descansar y murieron en sus sueños.  Tal fue la respuesta de la diosa a la plegaria de su madre.  Dejaron la vida en el momento culminante de poder y de éxito ...
HERODOTO

  

La proporción como fundamento de la belleza

     "La belleza no puede ser concebida sin la proporción, que es su fundamento.  Pero como las partes del cuerpo humano, individualmente consideradas, pueden tener una forma bella, sin que el conjunto de la figura tenga una buena proporción; de esto resulta que se pueden hacer observaciones particulares sobre la proporción de cada parte considerada separadamente, haciendo abstracción de la esencia intelectual de la belleza.

Winckelmann, J. J.: Historia del Arte en la Antigüedad.
Ed. Madrid, 1955. pág. 492.

   LAOCOONTE

     Laocoonte, a quien la suerte había designado como sacerdote de Neptuno, estaba sa­crificando en el altar un enorme toro.  He aquí que desde la isla de Ténedos, por las aguas tranquilas y profundas (yo lo recuerdo con horror), dos serpientes de gigantescos anillos se extienden pesadamente por el mar y al mismo tiempo se dirigen hacia la orilla; y, erguidos sus pechos sobre las aguas, sus crestas color de sangre dominan las olas.  El resto de los cuerpos se desliza lentamente sobre la superficie de las aguas, y su enorme mole arrastraba sus pliegues tortuosos.  Resuena el espumoso mar, ya tocan tierra y los ardientes ojos, in­yectados en sangre y fuego, con sus vibrantes lenguas lamían sus fauces silbantes.
     Exangües ante lo que veíamos, huimos, pero ellas, con avance seguro, se dirigen a Lao  coonte, y primero las serpientes se enroscan en los cuerpos de sus dos hijos y a mordiscos devoran los desdichados miembros, después, al ir el padre en su auxilio con las armas en la mano, le apresan y le estrujan con sus grandes nudos.  Por dos veces enroscan su escamoso cuerpo alrededor de la cintura, dos veces también alrededor de su cuello, so­brándoles las cabezas y las colas. Él intenta arrancar los nudos con sus manos, sus vendas se ven empapadas de baba y el toro herido cuando abandona el altar sacude de su cervis el hacha mal clavada.  Y las dos serpientes huyen deslizándose hacia los altos templos, ga­nan rápidamente el santuario de la Tritonia y se esconden bajo los pies de la diosa, debajo de la redonda cavidad del escudo.(VIRGILIO).

“1.  Ordinatio es la medida que corresponde a las magnitudes de las partes de un edificio, tanto consi­derándolas separadamente como respecto a la relación proporcional del conjunto de la simetría.  La Ordina­tio está regulada por la quantitas, que los griegos llamaron posotes.  Mas quantitas es una unidad de medi­da (modulus) derivada del propio edificio y la ejecución armónica de la obra en su conjunto a partir de cada uno de sus miembros.

2.  Eurythmia es el bello y grato aspecto y la imagen simétrica de todas las partes de la obra. Ésta se logra si las partes del edificio están en correspondencia de altura con anchura y de longitud con anchura, en suma, si cada una de ellas obedece a la simetría que le corresponde.

3. Symmetria es la concordancia que resulta de los miembros del edificio y 1a correspondencia (basada en un módulo) de cada una de las partes separadamente con toda la obra.  Porque así como en el cuerpo humano la propiedad de la euritmia es simétrica en la relación con los codos, los pies, las manos, los dedos y los demás miembros, así también lo es en la construcción de los edificios. Y así Primeramente en los templos se obtiene el cálculo de la simetría a partir del diámetro de las columnas o del triglifo o también a partir de un módulo.”   

Vitrubio, M.: Los diez libros de arquitectura. En KRUFT, H. W.: Historia de la teoría de la arquitectura I.    Págs. 29-30.

La época de Pericles

"Adelantábanse, pues, unas obras insignes en grandeza, e inimitables en su belleza y elegancia contendiendo los artífices por excederse y aventajar en el primor y maestría; y, con todo, lo más admirable en ellas era la prontitud; porque, cuando de cada una pensaban que apenas bastarían algunas edades y generaciones para que difícilmente se viese acabada, todas alcanzaron en el vigor de un solo gobierno su fin y perfección.. Todas las dirigía y de todas con Pericles era superintendente Fidias, sin embargo de que las ejecutaban los mejores arquitectos y artistas; por que el Partenón, que era de cien pies, lo edificaron Calícrates e Ictino; el purificatorio de Eleusis empezó a construirlo Corebo... Fidias hizo además la estatua de oro de la diosa, y en la base se lee la inscripción que le designa autor de ellas."

Plutarco: Vidas paralelas.  Pericles,
Madrid, 1936, páginas 136-138

¿En qué consiste el atractivo que un objeto hermoso ejerce sobre la persona que lo contempla, lo que despierta su interés, seduce y llena de gozo simplemente con mirarlo? (...) casi todo mundo considera que lo que se reconoce visualmente como bello es la simetría del todo y de las partes entre sí, así como una cierta armonía cromática y que en los objetos visibles, como en todo, lo bello es siempre esencialmente simétrico, ordenado.
Plotino. Enéada, I,6,1.